lunes, 13 de noviembre de 2017

El canon poroso: Preguntas en torno al fin de la colección Limón Partido

Texto leído in absentia durante la Feria Internacional del Libro de Minería el 5 de marzo del 2017 en la Ciudad de México.

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¿Por qué se me viene a la mente la palabra “canon” al pensar en la colección de poesía Limón Partido? ¿“Canon” en qué sentido? ¿Uno por uno o en todos o en cada uno? ¿Canon como aquel conjunto más o menos ideal e idealizado que se define por su ejemplaridad?

¿Canon como una colección de diapositivas que dan cuenta de un periodo histórico dentro de la poesía latinoamericana? ¿Se puede hablar de un canon no-canónico? ¿De un canon anticanónico? ¿De un anti-canon?

¿Se trata de un Canon de instantáneas, de postales fotográficas, como la marca de cámaras y equipos fotográficos Canon? ¿O se trata del canon en su acepción musical, como “pieza o sección de una composición musical de carácter contrapuntístico basada en la imitación entre dos o más voces separadas por un intervalo temporal” (Wikipedia), en donde una melodía se confronta con sus variaciones, encontrando ecos inesperados y en no pocos casos, tautologías y repeticiones?

¿Llegaríamos a alguna parte a través de un ejercicio de sociología literaria, tratando de derivar algunas consecuencias acerca de las condiciones de producción y el contenido de la colección Limón Partido, vista desde el final, como un conjunto cerrado? ¿De la proporción entre hombres y mujeres, del porcentaje de mexicanos o chilenos o uruguayos versus la de guatemaltecos o paraguayos o cubanos? ¿Hablaremos de su franco bolivarismo? ¿De su utopismo posnacional? ¿La podemos pensar como un gran libro en donde cada poemario particular es un capítulo, como quería Roberto Calasso a propósito de la editorial Adelphi?

¿Podemos pensar el Limón Partido como un abrazo que yo te pido, y entre copla y

copla el limón se exprime y se agota? ¿Si la vida nos da limones partidos habremos de hacer poemas? ¿Si la vida nos da limones partidos sembraremos sus semillas en lo poroso del canon? ¿Trataremos al canon literario como una piel, un enorme órgano sensorial y permeable, una tierra fértil? ¿Partir en la tierra un surco, un verso? ¿O fabricarle, por el contrario, una porosidad a lo impenetrable del canon —una prótesis tal vez, un pequeño campo, un canal de irrigación, un narco túnel literario para pasar de contrabando dos o tres palabras pertinentes? ¿Dos o tres libros o dos o tres nombres? ¿Enraizados en dónde? 

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