, Nací cansado. Gestarme, entrar en materia, literalmente, me dejó agotado. No me he repuesto ni creo reponerme. Soy la posibilidad desgastada, desgastándose, del ser. Soy, sobre todo, un tipo cansado con cierto talento para la semántica.
, Todo acto de escritura implica una realización con respecto a algo que rebasa el campo del texto mismo, es decir, que escribir es siempre hacer acto una parte de lo que no puede decirse: es desgastar la materia de lo indecible, sin agotarla. En este sentido formal, no existe, no puede existir, un acto exhaustivo de escritura, un acto realmente agotador, un vaciamiento completo: todo lo que hay es cansancio y parcialidad, acumulación de cansancios y acumulación de parcialidades.
, La noción de agotamiento sólo se entiende en términos de cantidad, es decir, de abstracción; en este caso, de una abstracción energética. Hay una potencia para hacer cosas; luego esa potencia es cíclica, cambiante, se llena y se agota. Pero no conozco el pleno de mi energía. Probablemente sólo soy un perezoso, sólo me gusta no hacer nada y leer. Me aterra pensar que le exijo a mi cuerpo más de lo que puede dar: que mi mente sabe que tengo demasiados pendientes que resolver, pero que mi cuerpo tenga otras prioridades; dormir, por ejemplo. Por otro lado, muchas tradiciones ascéticas han visto en el desgaste del cuerpo una via de exploración espiritual. Ampliaremos.
, Interpretar cansa. El sentido es dirección pero también el participio de una sensación. Lo sentido cansa. Interpretar, esto es, determinar la direccion de las percepciones sensoriales a través de la razón, cansa. Medra. Agota. Desgasta. Y además está el trabajo, los amigos, tú, por supuesto (que me agotas en ocasiones con tus berrinches) y en general el mundo. Por extraño que parezca, la rutina a veces me revitaliza: tuve un periodo feliz de varios meses en 2010 cuando hacía exactamente lo mismo todas las mañanas, empezando por el café, por alimentar a las gatas, por escribir mientras veía el amanecer. Pero desde entonces ningún día ha sido igual a otro, y en lugar de estar cansado de la monotonía estoy cansado de la inestabilidad. de las mudanzas, de la gente. Eso sí y aquí seré intransigente: hasta ahora no me he cansado de mí mismo. Aunque no suelo estar de acuerdo conmigo en todo, sé que siempre puedo hacerme plática o quedarme en silencio, como una palma abierta.
, Sueño: alguien que representó mucho tiempo un modelo escritural para mí se aparece en la forma de una enorme piedra. Está burdamente modelado como un samurai. Estamos en el centro de una arena y hay muchas miradas de viejos maestros alrededor. Debo enfrentarlo en un duelo de espadas. Tengo un sable chino (un arma con la que entrené pero que nunca dominé): ataco. Mis embates no medran al enemigo. Me agoto. Sólo cuando estoy verdaderamente cansado la piedra habla. Sólo en el agotamiento absoluto viene la revelación del sueño, su secreto.
, Ahora, por ejemplo, no quiero escribir. No quiero terminar esta entrada. Los ojos duelen: es sábado y media noche, pero llevo despierto desde las 9 am. Dormí generosamente después de una noche de fiesta: 7 horas. Por lo general duermo 5 o 6. "Por lo general" son varios meses, tampoco es para tanto. Pero para mantenerme económicamente produzco tanto texto todos los días que me queda muy poca energía para escribir, para lo que se dice escribir, así, en itálicas. Hoy vi dos documentales, asistí al seminario teórico de dos horas y media con mi queridx abuelx Javier Norambuena, edité para Mutante, hice un primer borrador para una colaboración en Barricada, te extrañé (a ti, sí, a ti) y toqué mi guitarra mucho rato. Y ahora, por ejemplo, no quiero escribir.
, En esta inscripción, a la vista, no hay nada. Lo que se ve es un saldo por venir.
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