1.
La única lengua nativa es la voz.
2.
Todos tenemos voz antes de tener idioma.
3.
Todos nacimos de un grito. El que no grita, muere; es como un árbol que se seca de tan quieto.
4.
Lo que nos ocurre, ocurre en nuestra voz. Cuando esa voz se nos rebela, cuando la autoridad de nuestras emociones queda en disputa, decimos que estamos "fuera de nosotros".
4.1
El canto, el llanto, la imprecación, el gemido, la húmeda sílaba del orgasmo son nuestra voz empleada por otro.
4.2
Todas las operaciones anteriores se realizan con la misma brutal eficacia en un idioma como en cualquier otro.
5.
Imagino que el hombre viejo sigue oyendo en el fondo de su risa la risa que aprendió a imitar de sí mismo; el gesto preciso que produce su alegría, que la escenifica, a la que ha sido (no digamos máscara) fiel durante tanto tiempo.
5.1
Ocurre lo mismo con todas las operaciones de la voz: su espontaneidad convocada a voluntad crea ese margen de sombra que llamamos "personalidad". Una máscara hecha con las facciones de nosotros mismos que hemos aprendido a imitar.
6.
Pensamos con nuestra voz, en nuestra voz. Pero nuestra voz nunca es más nuestra que cualquier fenómeno natural que vemos (lluvia, tormenta eléctrica, la primavera) a través de la ventana.
6.1
Nuestra voz es una fuerza de la naturaleza en estado doméstico, pero nunca domesticado.
7.
Nuestra voz es el aliado inestimable que nos traiciona --que nos abandona, cuya ausencia nos interrumpe, nos corta el lazo con nosotros mismos, nos deja perplejos-- en los momentos más inoportunos. La voz es sobre todo un polizón que amenaza con sublevarse.
Grita y sabrás quién eres.
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