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domingo, 26 de noviembre de 2017

Crónica (interrumpida) de la presentación de "La rebelión de los negros"

Una publicación compartida de Ámbar Cooperativa Editorial (@ambar_editorial) el

+ Xel-Ha:
caja negra (respondencias) submarino
argentino. La caja negra es naranja.
Naufragios modernos. Edición pirata
no oficial, rayoneada, subrayada,
confrontada. Engargolado impreso
en tapas negras (pdf materializado,
simulacro del libro). Convenciones
de presentación de libro estándar:
subvertirlas. Sudor frío: lo va a hacer
puré. Convocación a Montalbetti:
los poetas no son serios / esta no es
una novela seria. Y eso está bien.
Convocación a Hito Steyerl:
el trabajador de choque. En el tintero:
hablar de Ivan Ilich y el trabajo
fantasma. Convocación a Walter
Benjamin: sólo un poeta
pudo leer al ángel de la Historia.

+ Cristina:
Resistir por todos los medios
la escritura como un proceso de
domesticación. Mantener en ella
una tensión que permita que el otro
se afirme ahí --no necesariamente
el yo, este yo--. Los escritores
aceptan hablar de cualquier cosa
menos de trabajo. Menos
de trabajo asalariado. Menos
de las condiciones materiales
de producción de la literatura.
La pregunta (fundamental)
por la acumulación:
-de cuartillas
-de capitales simbólicos
-de fogueos ahogados
-de amistades tensas
-de currículos
La cuestión del nombre (propio,
impropio y/o apropiado):
impostar un nombre
implica una impostura.
Un autor(a) es alguien que escribe
a nombre propio como si lo impostara.

+ Tintero
"Escribe en tus ratos libres".
La escritura no se considera
un trabajo, salvo retroactivamente.
La escritura se asimila --tal vez
desde la perspectiva de los que
no escriben, o de los que quisieran
escribir pero no escriben--
a una forma menor de entretenimiento:
a un hobby pretencioso, a un
macramé con ínfulas. Bordieu:
la firma del costurero. No hay
afuera del capitalismo, de la maquinaria
editorial, de los circuitos de producción
y distribución de las escrituras
--pero hay grietas. ¿A quién
le pertenece un autor? Tania
pregunta en el stand de Tusquets
por Chantal Maillard: "Ya no es
de nosotros", le dicen. Funcionaria dice
con su voz menos discreta:
2 minutos, Xel-Ha hace eco
2 minutos mientras leo, Cristina
2 minutos mientras me interrumpo.
Señor en la sala: "¿O sea que ya
nos podemos ir?" Erandi: "¡Nadie
está aquí a la fuerza!" Yo:
le regalo los dos minutos.

"¿Pero qué sucedería si, en lugar del nombre de un poeta, o de un autor, aparecieran en las portadas de estos libros dialógicos, de estos libros escritos, de hecho, en la más estricta de las coautorías, los nombres de todos los involucrados? ¿Qué tal si no apareciera ninguno?" --CRG. Los muertos indóciles, p. 91.

Telón.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Espectáculos para nadie (sobre las lecturas públicas)

Desde hace unos años he tenido la extraña fortuna de ser invitado para leer mis textos en diferentes foros. Comencé participando en slams de poesía, o bajo la hospitalaria modalidad del micrófono abierto, cuyos únicos requisitos son la paciencia para esperar el turno en una sesión maratónica y un poco de bravura para encarar la soledad del texto con la soledad del oyente.

Le acabo de leer a Raúl Zurita una frase similar: "Una lectura pública es siempre una soledad apelando a otra soledad."

Por la magia de las asociaciones, desemboco en otra soledad: Una soledad demasiado ruidosa, del checo Bohumil Hrabal, soledad del operario de una máquina que une y sintetiza los papeles dispersos de la cultura, soledad del trabajador apelando a la soledad de su oficio.

Una lectura pública puede ser, efectivamente, una soledad demasiado ruidosa, cuando el ruido está compuesto por soledades dispersas que no se conocen a sí mismas, que no se hacen escuchar. Cuando los escenarios están más llenos que las gradas.

Siempre he defendido que uno debe merecer el silencio que una audiencia le preste: debe ganarlo incluso, disputarlo con la vida, con el humor, con los recursos que uno tenga a mano para levantar un par de palabras frente al mundo no para formar una barrera sino un puente. Un puente invisible pero firme, que aparece milagrosamente no cuando alguien lee, sino cuando alguien escucha.

He sentido la vitalidad de ese puente al constatar que en todas partes existe ese raro ser mitológico, difícil de definir, siempre ajeno a la forma arquetipal del mero lector, a saber, el lector de poesía, o el peatón casual que pasa por un portón y se queda pegado en la cera de los altavoces, un anti-Ulises, un marinero llamado Butes que se deja apresar por el influjo de la voz que viene de las olas, que se pierde ahí.

Ese influjo, según Zurita, no es sino el de uno que "sin esperanzas de ser escuchado, alguien que no soy yo dijese por mí: me estoy muriendo y te doy lo que queda de mi vida, y que desde una galaxia lejana, alguien borroso e improbable, el lector, le respondiese: y yo te doy lo que queda de la mía."

El que lee y el que escucha comparten la vida de una voz (¿tercera?, otra, en todo caso) que los cobija y les presta nada menos que aliento: aliento vital.

En el vértigo de las lecturas, he servido a ese aliento y ese aliento me ha mantenido en pie frente al mundo cuando se convierte en ola y amenaza con romper. Sin embargo, porque todo hay que decirlo, cada vez me queda más claro que las lecturas públicas son espectáculos para nadie: proyectos sacados adelante con amor y necedad que convocan a los "poetas" a compartir el autismo de sus soledades respectivas, sin que aparezca, salvo por milagro --y los milagros ocurren todo el tiempo--, el huidizo lector.

He leído en hermosos escenarios con un sonido magnífico sólo para ser captado por las cámaras mudas que retransmitirán el documento --la imagen-- a las redes sociales; he gritado al megáfono que rompe mi voz y la convierte en ruido; he leído para dos transeúntes sobre Reforma y para los organizadores. Incluso he hablado con amigos de que las lecturas parecen hechas cada vez más para ser documentadas que presenciadas, lo que deja a esa voz-puente de la que hablaba en una posición irrelevante, inútil. Lo mismo daría leer que no leer, mientras las fotos quedaran colgadas en Facebook.

Las lecturas de poesía tienen un carácter cada vez más espectacular y propagandístico que literario: se promocionan las editoriales, el gobierno, los colectivos, y los requeridos a la lectura fungen como embajadores públicos de un mensaje con el que no siempre comulgan. Tal vez sea error de formación, pero para mí una lectura de poesía debería tratarse de la poesía misma, no de la promoción de tal o cual proyecto. Tomar postura no es lo mismo que militar: pero con todo que desconfío de las militancias --el destino del ser humano no es, no puede ser convertirse en soldado--, creo en la potencia vital de la imaginación. No estaría vivo hoy de no creerlo con todas mis fuerzas.

He leído en plazas públicas, en auditorios, en salones de clase, en mercados, en callejones, en teatros, en museos, en fronteras, en ruinas, en casas abandonadas o embrujadas, en dependencias de gobierno habitadas por fantasmas, en parques, en avenidas principales, en azoteas, en bares, en cafés, en cantinas, en restaurantes, en asilos de ancianos, en cárceles, en sanatorios mentales, en cine, radio y televisión, en jardines de niños y en universidades, en autobuses, en andenes, en vagones en marcha, en ventanas, en balcones, en desiertos, en zoológicos, con micrófono o sin él, porque me ha parecido conveniente, necesario, divertido, o porque no he sabido negarme.

Y a veces creo que me invitan incluso por eso: porque no he sabido negarme.

Llevo más o menos diez años diciendo que sí, agradeciendo, parándome en donde me citen para decir mis cosas, tomándomelo como una labor sagrada que sin embargo no es grave, ni trágica, simplemente necesaria. Sigo creyendo que leer en público es necesario, a la vez que voy aprendiendo a decir no algunas veces. Porque la cacofonía que producimos al leer sin escuchar a los demás también nos ensordece.

He tratado de curarme la sordera apelando a nuevos recursos y lenguajes: me he comido mis palabras --las he encontrado dulces y venenosas, como colmenas vivas-- y las he quemado, y me he quemado con ellas, y más de una vez he visto cómo ese puente que servía para acercar me ha alejado de los otros. "Pero Raya, tú no ocupas performance", me dijo Mavi cuando le explicaba mi última intervención. Y tal vez es cierto: tal vez se me olvidó que incluso la propia presencia, cuando no es cimiento de la voz, es estorbo.

Al negarme a participar en ciertos eventos voy a tratar de aprender a escuchar. Quiero convertirme a veces, yo también, en el mítico lector de poesía que llega y toma su lugar en el puente de la voz. Siempre me van a temblar un poco las piernas antes de subir al micrófono, y si la voz tiembla es porque el poema está temblando. Y ahora que lo sé necesito recordarlo: quiero escuchar yo también sin esperar mi turno en esa lista de fusilados frente a la pared de silencio de los auditorios vacíos. Quiero, tal vez, contribuir un poco más a llenar las tribunas despejando los escenarios.

Dice Zurita: "Leer en público es para mí como hablar en sueños." Voy a procurar no hacer mucho ruido para dejar a los soñantes soñar.

domingo, 22 de enero de 2012

Alegato contra la voz

1.

Tenemos, cada uno de nosotros, dos presencias: una, evidente, este cuerpo; otra, más sutil, la de la voz. Podemos grabarla, perderla, educarla, hacer que copie sonidos, pero la voz es un animal salvaje que manifiesta algo ajeno a nosotros. Algunos tratan de domesticarla: le enseñan trucos, la hacen saltar por aros de fuego, alcanzar el preciado do de pecho; gentil como un gato de la selva, de pronto se vuelve grito y somos apenas una fuente, un accidente natural como un volcán. El tigre blanco muerde al entrenador frente a la comitiva de las Vegas, y no se limpia las manchas de sangre de los belfos. La voz puede amaestrarse, pero no domesticarse.

2.

Como bien saben los cantantes, el cuerpo es una caja de resonancia; en cierto sentido, el cuerpo es el eco de la voz, además de su pilar. Una evidencia de que la voz no está supeditada al cuerpo podría ser que crecen, voz y cuerpo, a intervalos diferentes: una voz joven y melodiosa puede emerger de un cuerpo enfermo y castigado, mientras que una voz muerta --casi un ruido sordo, se diría-- puede venir de un cuerpo hermoso, pero, como dice el vox populi, que se ve mejor callado. Claro, el cuerpo impregna a la voz de ciertos estados, pero al ver la fotografía de alguien raramente podemos darnos una idea de su tono, timbre o coloratura de voz. No es raro sentir que las voces de las personas no corresponden en general a su fisionomía.

3.
Dos experiencias me han mostrado que la voz no sólo es un atributo sobrevalorado y utilizado con poca pericia, sino que a veces es del todo innecesaria: 

Tuve la oportunidad de asistir a una obra de la compañía teatral Seña y Verbo, integrada por actores sordomudos. Presentaban un compendio de la historia de México; sus cuerpos, de más está decirlo, hablaban. Pensé en el conocido dictum de Huidobro para los poetas: “No cantes la rosa, hazla florecer en el poema”. Estas palabras, cosa rara, adquirían pleno sentido precisamente en ausencia de palabras; y sobre todo, de voz. Las manos dúctiles de los actores tomaban las formas más inesperadas: armas, monumentos, espacios, campos, explosiones, sangre. Los ojos tenían una plasticidad y una transparencia que reflejaba y proyectaba las intenciones del cuerpo: se dice que los ojos son espejos del alma, pero pocas veces se dice que son también su amplificador. Cabe decir que, fieles a una dramaturgia grotoskiana, el escenario estaba habitado solamente por las tres presencias de los actores, y no utilizaron escenografía ni utilería casi. Si no necesitan voz --que en el escenario valdría por la representación utilitaria de sentimientos a través del parlamento--, me dije, mucho menos decorados figurativos --que en el escenario valdrían por la representación del mundo, contra la que el Teatro Pobre se impuso. Como en la danza contemporánea, por ejemplo, lo que está en juego es una escritura basada en el cuerpo; o mejor: una escritura escrita por el cuerpo. Objeto de escritura y producto de la escritura.

4.
La segunda experiencia que muestra la poca si no nula utilidad de la voz, me la contó una profesora que tuve en la facultad de Letras. Maestra en lingüística con doctorado en semántica, docente, investigadora y portadora de todos los títulos que la castración simbólica impone sobre el sujeto académico como los frutos de un árbol muy cargad, o las evidencias de una mente abocada a las ciencias del lenguaje, esta querida mujer decidió un buen día asistir a un retiro Vipassana. Esta es una antigua técnica de meditación basada en la auto-observación. Durante 10 días se vio virtualmente encerrada en la naturaleza, como sugería Fichte a los jóvenes idealistas en el xix, junto a un grupo mixto de unas 15 personas. En ese tiempo, el practicante de Vipassana debe adscribir una sólida disciplina basada en el silencio: un voto que arranca la voz como estructurador de deseos, que la suprime de un sólo golpe. 

Este silencio no implica, por decirlo así, solamente el “no uso” de la voz, sino el silencio de todos los lazos que lo unen al mundo: celulares, laptops, iPods, incluso libretas o libros y todas las prótesis que impidan al practicante observarse de cerca deben dejarse en la “civilización”. Su relato al volver fue asombroso y terrible. En absoluto silencio durante las largas horas de meditación, durante las tareas comúnes --cocinar, lavar la ropa, etc.-- y durante los pocos espacios de ocio, el pequeño grupo de desconocidos conformó una pequeña aventura digna de un drama shakespereano: intrigas, negociaciones, grupos de poder, incluso romances rotos y recuperados y todo sin la intervención de una sola palabra. Cierta pareja resolvió incluso divorciarse (se me ocurre que, sin voz, no podían sostener el relato fantasmal de su relación). Por su parte, la doctora se enfrentó a una decisión brutal: ¿cómo practicar la docencia y la investigación de los códigos del lenguaje articulado si enfrentó por sí misma la ineficacia misma del lenguaje, o la victoria del silencio sobre la comunicación? "El lenguaje no sirve para nada", nos dijo. Estas consideraciones, vale decirlo, la atormentan aún hoy en día.

5.

Un viejo dicho árabe dice "si no puedes decir nada más bello que el silencio, calla." ¿Pero cómo poder sostener esta prerrogativa moral frente a un mundo de ocupaciones, de intercambios inanes que dan la sensación de comunidad, de producción vocal sin fin del ego para hacerse notar frente a los otros? Cómo, pues, cuando una importancia tan grande se le atribuya a la "sociabilidad", al "verbo", que en jerga popular de México indica el parlamento de la conquista amorosa: su contenido no importa, pero su eficacia lo es todo. Desde una posición cínica, podríamos afirmar que el hombre ejerce este "verbo" para dar a la mujer la ilusión de comunicación, de intimidad. Ella sabe que él no es el príncipe azul, pero se comportará como si lo fuera de acuerdo a la eficacia del "verbo". Ella quiere creer, y también él, a su modo, en lo que se dicen mutuamente.

Paradójicamente, cuando uno es tímido casi a niveles patológicos, como es mi caso, se tiende a llenar el diálogo de discurso, a desviarlo, a explorar nuevas aristas de cosas sin importancia. "Salir" con alguien, en el sentido de preparar un terreno neutral para que dos personas se conozcan y evalúen mutuamente como posibles compañeros de celda, digo, de relación, en lo que respecta a la voz, obedece a la misma lógica de las campañas políticas: el candidato usará su voz para persuadir, convencer, desvirtuar al enemigo --la figura problemática de los ex--, así como para encomiar y atraer hacia sí al otro. La voz es también el dispositivo de la promesa: a través de ella se articula el futuro, todo lo que no es. La voz siempre pertenece al pasado o al futuro, nunca al presente.

6.

La palabra poética, sin embargo, al no perseguir un objetivo cuya eficacia se mida por su eficacia comunicativa, hace uso de la voz de una manera muy distinta. La risa, como sabía Bergson, sigue los mismos mecanismos que lo poético para estructurarse: es una respuesta involuntaria que indica aceptación, y que distorsiona la voz para habitar el espacio de la recepción del sentido. Somos parte del sentido, por eso reímos.

Hoy asistí a una intervención poético performática en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Fue convocada por Victor Ibarra Calavera (cuyo libro RQIEM es uno de los objetos literarios más provocadores que se hayan visto) y sus secuaces, ínclitos situacionistas de la escena chilanga. De camino encontré a Carlos Atl, cuya voz sobre un escenario merecería un post aparte. Caminábamos y hablábamos y llegamos a la plaza, tomada ya por un altar de libros, decenas de ellos, formando un medio círculo en el suelo. Unos gritaban en un megáfono roto, otros tocaban notas al azar en un saxofón, una guitarra, un bajo. Un chico gritaba cosas ininteligibles a través de un largo altavoz de cartulina (y cuando digo "largo" piensen en algo de más de dos metros de largo que se ve a la distancia.) 

Aquello era un carnaval situacionista. Atl dejó de caminar conmigo y se integró naturalmente al ritmo de la escena: roció agua sobre un libro que se quemaba y comenzó a gritar, a saltar, a bailar. Asumí la peligrosa posición de espectador y vi un celular caer del cielo y destrozarse, un libro quemándose, un chico siendo atado con cinca adhesiva, máscaras de José Emilio Pacheco en los rostros de los niños, gritos desaforados en una bocina portátil y mímicas de orangutanes. Además, una suerte de performance duracional que consistía en seguir a un incauto transeunte con un megáfono mientras se emiten ruidos guturales a pocos centímetros de su cabeza, luego a otro, luego a otro. Esta vez nadie salió lastimado. No siempre ha sido así.

Carnavalización caníbal, fiesta peligrosa que convirtió en escenario el espacio público, apuesta por la negación de la literatura y la tradición, la creación de una atmósfera subversiva por cualesquiera medios al alcance exceptuando la palabra. Fue un domingo cualquiera. 

Una fiesta en general depende poco de la palabra y mucho de la risa, en lo que tiene ese gesto de reconocimiento del otro. Pero el espacio de convención de la fiesta está limitado por un bar, una sala, un lugar propicio para su tener lugar. Pienso en la coreografía de una fiesta "normal": bebemos, bailamos (bueno, algunos fracasamos miserablemente en el intento, pero hay mujeres que son como esos yogis que comunican conceptos bailando, cifrando un lenguaje a través del cuerpo), hablamos (frente a atronadoras bocinas, cuántas veces), discutimos, abrazamos, reímos. Es decir, hacemos lo que se supone que se debe de hacer en una fiesta. ¿Pero qué pasa cuando el lugar de la fiesta es la acción? Acciones como la de Tlatelolco de hoy crean su lugar mediante la acción, y toda acción en este contexto es pertinente. Aunque no soy muy adepto a ninguno de los dos tipos de fiestas descritos, debo confesar que esta ruptura de convenciones me llega a veces como aire fresco. 

Me quedé cosa de una media hora, durante la cuál el ritmo de las acciones no disminuyó en intensidad. A manera de despedida, tomé un libro, arranqué hojas y me las metí en la boca, escupiéndolas a Calavera quien me guiaba con una risa loca a través del espacio.

La voz no es sólo palabras, y las palabras no necesariamente comunican. Ya lo decía Nicanor Parra: me doy a entender a estornudos.

Las palabras invisibles también son palabras.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Últimas lecturas del año

1.


Spoken Kinético
Viernes 25 de noviembre - 15:00-18:30 hrs.
Casa de la Cultura “Enrique Ramírez y Ramírez”.
Av. Vidal Alcocer #280 Col. Morelos esq. Peña y Peña 
a dos cuadras de metro Tepito.

[Donde presentaré un cover kinetoperformático, o una variación, si lo prefieren, sobre un tema de Rojo Córdova.]

2.

con apariciones multimedia de Sahara de Alex Piperno y Travelling  de Fernando Trejo.
Lunes 28 de noviembre - 19:00 hrs.
Casa del Poeta Ramón López Velarde
Álvaro Obregón número tal, Col. Roma,
metro Niños Héroes o Metrobús Álvaro Obregón.


.

3.

Latitud desconocida en el Pacífico mexicano
26 al 31 de diciembre
Lectura con asistencia de mar y magos. 
Que los fantasmas se queden en tierra, yo soy un animal de mar.

viernes, 21 de octubre de 2011

Libros de estos días

Los libros poco a poco van ocupando el lugar que antes tuvo todo lo demás.

, Los patios de la nación, de Javier Norambuena.

, Poemas para fomentar el turismo, de Mara Pastor.

, Cometas, nómadas del espacio, de Yaxkin Melchy.

, La música en un tranvía checo, de Karla(tone) Olvera.

, Del mar es el ahogo, de Lauri García Dueñas.

, Huecos de araña, de Jamila Medina Ríos.

, Tombeau, de José Kozer.

, Horrorism: naming contemporary violence, de Adriana Cavarero.

, Estudios literarios, Paul Valéry.

, El disco de Newton, de Cristina Rivera-Garza.

, Yoga, de José Manuel Barrios.

, Naturaleza muerta, de Guido Arroyo.

, Carne, de Daniel Rojas Pachas.

, La conciencia de Zeno, de Italo Svevo.

, La sociedad sin relato, de Néstor García Canclini.

, El baile de las condiciones, de Óscar de Pablo.

, ¿Escribes o trabajas?, de Eduardo Huchín Sosa.

, Poemas escogidos, de Tilsa Otta.

, Rojo y negro, de Stendhal.

, Bagrejaponés, libro colectivo de Olga Leiva, Alex Piperno, Diego de Ávila, Santiago Márquez y José Manuel Barrios.

, Mi Emily Dickinson, de Susan Howe.


Tarjados de Ezra Pound al original de La Tierra Baldía y más versos (trad. y notas de Piero Montebruno. Edición caligráfica y compendio de traductores). Regalo de mi abuelx Javier Norambuena.

jueves, 13 de octubre de 2011

Sobre "Cometas: nómadas del espacio", de Yaxkin Melchy



El futuro será
escribir antes
de la escritura, pensar
como se escribe.
Mara Pastor

No entiendo de qué hablan los poemas de Yaxkin Melchy. No los entendí cuando comencé a leerlos en su blog, Ciudades Electrodomésticas en el 2008, no los entendí cuando comenzamos a intercambiar comentarios que eran como críticas desde la alucinación ni cuando nos enteramos, entre risas, que a pesar de habernos conocido en la Matrix de la blogósfera estábamos físicamente caminando por los mismos linderos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde se convirtió en uno de mis pocos verdaderos interlocutores y, a nuestro modo, en un amigo.

Digo que no entiendo los poemas de Yaxkin como una evidente provocación: los suyos no son poemas que conocen, sino que saben. Diferencia sutil: la visión de largo alcance de su trabajo, esa visión que admite la intercesión de un telescopio como aparato de la transvista, del despliegue transtemporal de los ojos, digo, no se cifra en los términos de una epistemología, de un conocer el objeto, sino de una sabiduría, de un ser el objeto.

Hay que acercarse a los poemas de Yaxkin con la misma imaginación que los antiguos tuvieron para con las estrellas: la atención sostenida del ojo sobre el cielo revela relaciones únicas, que están y no están implícitas en la organización del mapa astral. Una constelación se crea como ayuda de la memoria, como bandera invisible puesta en el cielo para constatar el hallazgo. Así también el libro.

Leo del mismo modo los poemas de Yaxkin incluidos en Cometas: nómadas del espacio, uno de los libros que hoy nos convoca a la celebración de su nacimiento, y que se inserta en ese marco telescópico de largo alcance, en ese Nuevo Mundo que Yaxkin vio un día y de cuya noticia hoy participamos.

Una constelación posible en el trabajo de Yaxkin tiene que ver con la historia. La paradoja de nuestra época es que el futuro dejó de ser algo que se esperaba: el futuro fue, enfatizo fue, algo que se canceló. La historia como medida del tiempo humano implica la narración de nuestro suceder. Si es verdad, como quería Lezama Lima, que en el espacio del poema se cumple el rigor de las eras imaginarias, y todos los tiempos confluyen en la página como en un convite, su ejemplo paradigmático es precisamente El nuevo mundo. Sospecho que no es una coincidencia, como todos habrán notado, que este nuevo libro de Yaxkin se presente justamente en una fecha tan icónica como el 12 de octubre.

Sería bien sencillo agarrarme de ahí para contarles cómo Yaxkin ha descubierto no sólo nuevos mundos sino nuevas galaxias, nuevos Cometas en el caso que hoy nos convoca, pero en cambio quiero proponerles una lectura diferente: este libro no podía presentarse en otra fecha, porque al estar aquí hoy participamos precisamente de una era imaginaria, de la superposición de un tiempo mítico que enlaza el azar de la llegada de Cristobal Colón a esto que sería inventado como América con el azar de un libro, en su acepción más amplia, el libro como la obra total, el libro como el testimonio de la atención sostenida sobre el mundo, y en Yaxkin, sobre varios mundos a la vez.

Hay que leer a Yaxkin además, también, por cierto, como una reinvención no del mito sino del decir mítico. Sus poemas y dibujos son siempre la aproximación a una forma de rezo que se interrumpe y se retoma. Cuando procede por repeticiones, es decir, cuando insiste en el querer ser gitano, en el no temeré, en la enumeración de los signos del mundo, en el inventario siempre interrumpido y siempre retomado de ríos, abejas, estrellas, girasoles, bombas, automóviles y zombis, cuando Yaxkin insiste en el catálogo imposible del Emperador chino, está interrumpiendo y retomando la voz de un decir ancestral, de esos viejos que interrumpen y retoman el sentido de las palabras de la tribu en torno al fuego.

Por eso es que no pueden entenderse estos poemas, cortarse con la espada del pensamiento racional, occidentalizante: tan lejanos a ese horizonte quedan los poemas de Yaxkin como el Enuma Elish mesopotámico, como el cuento de la resurrección de Quetzalcóatl que precede a su muerte, como el cuento de la creación del hombre azteca a partir de los huesos, como la ruina antes que la creación, como el efecto precediendo las causas. Como la física cuántica.



Además, también, por cierto, Yaxkin descubre su América en una época marcada por el signo del horror, por el signo de la sangre. La palabra mítica de sus poemas, sin darnos directamente la receta de una esperanza posible como suelen hacerlo los gurús al uso, opone a la violencia de su contexto la violencia de la ternura: los mundos de los Nuevos Mundos de Yaxkin están poblados de niños que juegan y descubren también, otra vez, por cierto, el mundo. Lo descubren a medida que lo inventan: ese y no otro es el sentido del juego, inventar la realidad poniéndola a prueba, siendo creado y destruido o destruido antes que creado porque la lógica brutal de la codicia aún no se ha plantado en la imaginación infantil.

La infancia es el espacio de la generosidad, cuando el mundo se abre pues que estamos vivos. No es gratuito que el hacedor de arte sea representado en el imaginario como un niño: en él cabe la crueldad que remueve las piernas a las hormigas y el asombro por la luz que se inventa cada mañana. También por el miedo: cada noche el mundo se cancela, el temor a la oscuridad reclama al niño y puebla lo invisible de símbolos que le devuelven, redoblada, su vulnerabilidad. Yaxkin escribe también desde el miedo a la oscuridad, desde ese miedo primordial de la especie a que el fuego se extinga. Y sin bravatas, sin charlatanería, con una conciencia tremenda de su propia vulnerabilidad, Yaxkin decide que no temerá (tres puntos) que no temerá (tres puntos) que no temerá (dos puntos), que ya la noche y la oscuridad, aunque amenazantes, son el lugar propicio donde otro mundo se puebla de estrellas, donde las constelaciones pueden unirse por las líneas demarcadas por un dedo o por las rendijas y cerraduras de los caracteres tipográficos.

Dos palabras sobre el puntilloso término “generación”. Entiendo generación como el contexto en que las obras se producen en un momento histórico dado, no como la circunstancia coyuntural de los escritores cercanos en edad o procedencia geográfica. Es un mecanismo para situar una obra en la historia de la literatura, una preocupación formal desde hace décadas. Pero la historia de la literatura es también, sobre todo, por cierto, otro avatar de las eras imaginarias. Lo que ignora la crítica de solapa y catálogo lo sabe Yaxkin, cuando se dirige en primera persona tanto a su pléyade personal, Huidobro, Vallejo, García Lorca, Bolaño, Verástegui, Zurita y tantos otros, como a sus amigos, numerosos y salvajes, Manuel de J., Aurelio Mexa, Nicole Delgado, Héctor Hernández y tantos más aquí presentes o presentes en recuerdo.

Aquí, decir generación es decir constelación: conjunto de estrellas (asumiendo la carga propagandística del término) en el azar de la organización estelar; estrellas, soles, nebulosas, planetas y, claro, Cometas: caracteres en la gramática de la noche.

El trabajo de Yaxkin es también un trabajo de creación de comunidad, con lo que nos propone un modelo no para el escritor del futuro sino para el escritor del urgente, doloroso presente: escribir es descubrir e inventar el mundo a cada paso, y en esa creación y descubrimiento se cifra la comunidad que viene. El proyecto implícito surge de un modo específico de orfandad que sólo el verdadero escritor conoce: la soledad irremediable de los sentidos frente a lo otro. En la historia de la literatura se han abordado las relaciones entre pares y contemporáneos en la forma del concepto de generación o en la conformación de cúpulas de poder fáctico o soterrado que vieron surgir en las vanguardias históricas su explicitación: programas políticos, manifiestos, obras con aire de familia o con franco tufo a repetición y angustia de pertenencia. Tengo, con Blanchot, que el escritor si es tal está furiosamente solo; pero puede existir también un reconocimiento de mutuas soledades, de sujetos que comparten su soledad, cada uno la propia. Más de uno ha dado en llamar a esa soledad compartida con el nombre benigno de “familia” .

El mito del lector, el del gran público, llega objetivado de repente en la forma de un andante que se detiene a escucharlos gritonear en una cantina o bar, en la forma de un encuentro fortuito con alguno de los libros de sus varios proyectos editoriales, o simplemente no llega y acaso no llegue nunca. Tengo para mí que varias escrituras del presente, entre ellas claramente la de Yaxkin, forman otra pléyade, arcas de Noé con los recuerdos del mundo que todavía no es, con los recuerdos del porvenir que decía Elena Garro, con las ruinas de lo que será. Ruinas desde las que la comunidad que viene puede surgir, como surgió la ciudad de México de sus destrucciones periódicas, tanto en 1521 como en 1985. Generación, contexto, arca, más cercana referencialmente a los videojuegos que a las novelas de Balzac, que creció, que crecimos viendo caricaturas y películas gringas de ciencia ficción y ninjas. No se supone que la poesía pudiera ser esto, no se supone que un país sea un zombi, no se supone que haya una mitología en los dibujos animados con los que crecimos. Llegamos tarde, algunos más que otros, a la literatura, a los libros, al contexto de la cultura oficial o marginal –que tanto tiene en su margen de oficialidad-, llevando a cuestas esa otra tradición referencial y poniéndola en relación con otras formas de cultura, con otros lenguajes, con otros decires a través de un dictum que ha sido para Raúl Zurita una poética infalible: sin pena ni miedo.

En términos de una epistemología literaria, estas obras salvajes, en plena formación, en pleno reconocimiento de sus propias capacidades expresivas, provocan a veces una extrañeza cercana al repudio, o por lo menos a la indiferencia. Crecemos y escribimos entre viejos prematuros, que esperan la ilusión del poder, el reconocimiento y el aplauso, es decir, la literatura como mecanismo de poder en lugar de la literatura como forma de vida. En el imaginario, el lector tradicional aún no entiende que 01100001 01101101 01101111 01110010 en el lenguaje de las máquinas quiere decir AMOR. Lo que hacen estas obras, y de nuevo, en un lugar de primer orden, la obra de Yaxkin Melchy, no es educar sino inventar a su lector futuro. Cometas en particular está dirigido a un lector potencial, a un lector que todavía no sabe que lo es. Obras que atentan (acaso en un atentado suicida) contra el lector tradicional latente en todos nosotros, contra ese que espera que la poesía, la literatura y el arte en general sigan siendo inofensivos y decorativos; que les dice, como Marty McFly en Volver al futuro, con ternura, con fe, con una forma renovada de esperanza: “tal vez ustedes no lo entiendan, pero a sus hijos [a los niños que ustedes serán] les encantará.”

[Texto leído en la presentación del Premio Interamericano de Poesía Joven Navachiste, 2009 (a Lauri García Dueñas por Del mar es el ahogo) y 2010 (a Yaxkin Melchy por Cometas: nómadas del espacio), el 12 de octubre de 2011 en el Centro de Lectura Xavier Villaurrutia, México DF.]

Un fin del mundo en cada punto.

Próximas lecturas - octubre y noviembre

[En el link está el programa completo del Festival Iberoamericano Vértigo de los Aires 2011.]


1) MISSION ACCOMPLISHED
Lectura junto a
Jamila Medina (Cuba) y
Wingston González (Guatemala)
Feria del Libro del Zócalo
Viernes 14 de octubre, 13:00 hrs.

2)

Presentación de mi Ordalía
(Colección Limón Partido, 2011)
Feria del Libro del Zócalo
Martes 18 de octubre, 17:00 hrs.

3)

Presentación del No. 41 de la Gaceta Literal
junto a (mi abuela) Javier Norambuena.
Cooperativa Tzikbal
(Pabellón Copilco, eje 10, local B225, 2o piso
frente a Superama de Universidad)
Miércoles 19 de octubre, 19:00 hrs.

4)

Presentación de Por los rasgos una bayoneta
(Col. La Ceibita, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2011)
Presenta Karla(tone) Olvera
Museo del Estanquillo
Jueves 20 de octubre, 19:00 hrs.





5)

Presentación de Travelling de Fernando Trejo
y mi Ordalía en
Casa del Poeta Ramón López Velarde
(Álvaro Obregón, algo, Col. Roma)
Lunes 21 de noviembre (por confirmar)

Y pues eso. 

Lo invisible también está.

domingo, 22 de mayo de 2011

Soneto del Fin del Mundo



Molaba mogollón la vaina, cuates,
mas el mundo no anduvo aún al choto—
Oí a mi madre: “¡Qué pinche alboroto!
Acá las tortas con sus aguacates”.

Éramos cien mil broders, mis primates:
Hoy horchata y mañana ni un poroto
ni trucha, aleros, guacha un terremoto,
que nos cacha con morra en los mecates.

Pintaba macanuda la charada
mas la matraca se nos vino abajo
con un sanseacabó. Puntilla dada.

Lo chanante devino en agua y ajo.
Era burda de fino, y ahora es nada,
parceros, que hasta Dios dijo: me rajo.

[Soneto en paniberospanglish por Aurelio Asiain, Mael Aglaia, Alan Mills, Javier Raya, Pedro Poitevin, Juan Luis Mora y Ezequiel Zaidenwerg.]

.

jueves, 7 de abril de 2011

Cuaderno de imágenes: Taxco

 a Roberto Cruz Arzabal (@cruzarzabal)

Los días 1 y 2 de abril estuve en la ciudad de Taxco, Guerrero, como parte de una delegación eslamera integrada por Diosa Loca & Bestia, Rojo Córdova y Erik Fiesco, convocados por el poeta (ahora amigo) Roberto Cruz Arzabal. Una crónica sería o bien agotadora (la de Tijuana se me quedó a la mitad, por eso volveré este año, para tener algo bueno que contar otra vez) o bien extremadamente aburrida; por eso recopilo a manera de fotografías-escritas las imágenes que me traje en el oído -leyó usted bien. Esta "crónica" nació en Twitter; me parece relevante porque al escribir una serie de tuits respecto de algo he sentido una especie si no de premura, sí de otra velocidad, una que tiene que ver más con el habla que con la escritura. Materia de otra cosa. La de esta cosa, por lo pronto, son ojos.
  1. Un guayabo, árbol sin piel, tambaleándose inmóvil frente a un viento que no era viento, en el CEPE.
  2. Un camino de hormigas que sale de la pequeña biblioteca del CEPE (robo hormiga: vaciaban, pensé, las letras de un libro.)
  3. El auditorio y su acústica de molino. En lugar de piedra de moler, palabreros remolones.
  4. Púberes risillas frente a la revelación de que las groserías y las partes del cuerpo también son palabras; es decir, armas.
  5. La persistencia de Sylvia Plath: "I am vertical/ But I would rather be horizontal/ I am not a tree with my root in the soil".
    1. Lo que, en el contexto taxqueño, provoca la deconstrucción "plathería".
  6. El momento en que Roberto, Rosario y yo notamos que teníamos queridos conocidos comúnes, entre ellos, Ovidio.
  7. La alberca evasiva. Escuchar sobre el aire húmedo de la madrugada una canción de Metallica que hace mucho quise.
  8. Desaparición voluntaria y comprobación de que hay por lo menos dos modos correctos de perderse en una ciudad desconocida.
  9. Escaleras casi verticales (que hubiera preferido horizontales); un viejo -pensando que soy turista- me dice "peligro, no."
  10. Comprobación de la catedral como centro; comprobación de perspectivas (verticales desde la horizontalidad).
  11. Encontrar dos puntos desde los que toda la cañada es visible. No los revelaré por miedo a que emplacen vigilancia militar ahí.
  12. Una jaula de hierro colgando frente a una pared blanca. El perico ausente. Café y charla con Roberto.
  13. Charla tecnochamánica con @ y cacahuates.
  14. Los quince de las adolescentas que se me acercaron después de la lectura. Me vi en la cárcel. Cortesía distante.
  15. Descubrimiento de "La raie" de Paul Chardin, en el iPhone de Roberto: Balzac y Didi-Huberman en la cena.
  16. Desaparición involuntaria. Sensación de extranjería. La vista de un callejón que me recordó a Jerusalén, donde nunca he estado.
  17. A respecto de una película que veíamos, que Fiesco recordara el final de un texto mío: "Quisiera ser feroz como un zapato."
  18. Convocar a un brindis porque qué con la gente del otro lado de la calle: tres terrazas gritando, efímero grito de guerra.
  19. Lesbia e Ipsitila dándose valor. Hacer ruido para que me notaran. Sabiendo que estaba, que se perdieran el pudor. Que sonrieran.
    1. Tengo que hacer ruido a veces o la gente no nota que estoy. El silencio, al nivel que yo lo ejerzo, implica responsabilidad moral.
  20. La peor versión de Hotel California ever en el único bar abierto.
  21. Tres pochos en una troca deteniéndose sospechosamente a mi lado. Uno me saluda; pregunta "por los otros poetas" (sic.)
  22. Tercera desaparición matutina. Negociación con un viejo: quiero comprarle 1/3 de medida de nanches por el precio de la medida completa.
    1. La medida estándar de muchas frutillas es una lata de sardina a rebosar. Era demasiado.
  23. Resabio del sabor de los jumiles con salsa de la noche anterior. Insectos-especia.
  24. Interior de Santa Prisca. Inicio de la misa y coro. "No existe lo sagrado per se; todo lo sagrado lo es para alguien", pienso. Copal.


CODA: Llegada a la Biblioteca Central de CU (de catedral a catedral, pensé). Llamada de @ y tarde de cervezas.

sábado, 6 de febrero de 2010

Poesía y movimiento, invitación

Siendo virtualmente imposible conseguir las direcciones electrónicas de cada persona a la que podría interesar este evento, y creyendo poco en el mecanismo terrorista del spam (que más que interesar por algo, relaciona ese algo con un acoso en la privacidad que supone el anonimato) posteo la invitación que mandé a los cuates acá. Así, si se dan por enterados y asisten, será por razones más sanas que una ofensa spammer: interés cultural, ocio, simple morbo --maravilloso el morbo. Dense pues por invitados los cuates que todavía no lo son, como si lo fueran.




Estimados/as:

Escribo para invitarlos a "Poesía y movimiento", ciclo de lecturas de 80 poetas en andenes, transbordes y en fin, en la zona invisible, subterránea y acaso la más poblada de la ciudad, las estaciones del metro.
Mi participación será en:

  • Metro Copilco: miércoles 10 de febrero, 2:00 pm
; y
  • Metro Bellas Artes: lunes 15 de febrero, 5:30 pm
En este grupo de jéisbuk aparecen todas las fechas, estaciones e implicados.

Abrazos.


martes, 15 de diciembre de 2009

La Posada Maldita, sáb. 19 de diciembre 09

Posada: (Del part. de posar).

1. f. Lugar donde por precio se hospedan o albergan personas, en especial arrieros, viajantes, campesinos, etc.

2. f. Casa propia de cada uno donde habita.

3. f. casa de huéspedes.

4. f. Lugar donde acampa la tropa. (DRAE, 23 Ed.)

y entre otros, un mexicanismo que refiere a la celebración católica donde se representa a la Virgen María y San José pidiendo posada para el nacimiento de Jesús, días antes de Navidad. Lo anterior, se entiende, explicación pertinente para los lectores de Taiwán o la Polinesia que pudieran no haber entendido el chiste de La Posada Maldita, curiosa reinterpretación de esta tradición mexicana (¿mexicana? ¿Hay posadas en otros países?) en contexto cantinoso-artístico.
Nutrido contingente artístico de varia procedencia se dará cita el próximo
Sábado 19 de diciembre,
a eso de las 7 y media u 8
en el
Salón Calavera
Tacuba 64, col. Centro
(Metro Allende)
México D.F., México, La Tierra, Vía Láctea
donde amenaza la presencia de piñatas, dj's "balcanicosos" (sic., y me muero de curiosidad), además de spokenworderos, pagers, raperos y no sé quién más. Usted, improbable lector, que compartirá con nosotros la fée vert, por supuesto, el invitado más extravagante de todos.
(Invita Colectivo Sinkabeza)

jueves, 22 de octubre de 2009

Invitación próximas lecturas

Estimad@s:
Acá las fechas, lugares y procederes de las próximas lecturas en que participaré. Ojalá puedan acompañarnos.
Abrazos.
Adversario en el cuadrilátero- Octavos de final
Cuándo: sábado 24 de oct., 14 hrs.
Dónde: Plaza del Aguilita, afuera de casa Talavera (Rep. del Salvador esq. Talavera, col. Centro) 
Cómo: metro Merced o Pino Suárez.
Comentarios: segunda fase slamera, con transmisión en vivo por internet a través de http://es.justin.tv/kobraconk
web: http://torneodepoesia2009.blogspot.com
2a Sesión Roja- Festival Internacional Chilango Andaluz 2009
Cuándo: lunes 26 de oct., 20 hrs.
Dónde: Bar Akelarre (Regina 49, col. Centro) 
Cómo: Metro Isabel la Católica.
Comentarios: más tiempo en el escenario. Grandes amigos en escena. Imperdible.
web: http://www.facebook.com/event.php?eid=189768087587&index=1
Slam poetry de exhibición- Clausura del Festival Chilango Andaluz 09
Cuándo: sábado 31 de oct., 19:30 hrs.
Dónde: Bar 246 (Querétaro 246, casi esq. Insurgentes, col. Roma)
Cómo: Metrobús Sonora.
Comentarios: estoy aterrado por el cartel. Positivamente, se entiende. Mucho nivel en escena. Ah, y la sorpresa es que Fadanelli será parte del jurado. Transmisión en vivo por Radio Zapote. 
web: http://www.facebook.com/event.php?eid=151650254838&index=1
Ojalá puedan asistir, se agradece la difusión. 

viernes, 9 de octubre de 2009

Rojo sesiones en el Festival Internacional Chilango Andaluz 09

La bonita invitación a las fechas organizadas por el Rojazzo en el Festival Chilango Andaluz. Para que los 4 lectores y los paseantes anónimos se vayan dando por enterados y agenden para estas sendas lides. Acá el programa (con la mano Roja haciendo oportunas aclaraciones): 23 octubre 8pm Bar 246// Querétaro 246// metrobús Sonora Fernando Villa (impro poética) Dr. Destino (cacofonía ultraterrena) Eduardo Ribé (el mero mero poder norteño ajúa!) Yaxkin Melchy (Premio Nal. Poesía Elias Nandino 09) Arturo Sodoma (You Love Sodomy...no te hagas) Mc León (Grrrrrrr) Ximbo J. bAT. jACOB (xIMBO ESTA EN LA CAASSAAA!!) 26 octubre 8pm Restaurante Bar Akelarre// Regina 49//Metro Isabel la Católica Ulises López, Mc Sad C (Colektivo Zona Norte está presente!!) Javier Raya (cuando la rabia y los lentes gruesos alcanzan el ekilibrio) Homodom Hip Hop (virtuoso mc de la línea b del metro) Andrés Cisneros (ínclito poeta obscuro de Indios Verdes) Tonatihu Mercado (el poeta enmascarado!!) Daniel Tercer Mundo Valdéz Puertos (el doble de billy idol es poderoso poeta que todavía no se lo cree) Mónica González (una de las chicas superpoderosoas de las fechas rojas!!) 28 octubre 8pm Restaurante Bar Akelarre// Regina 49//Metro Isabel la Católica EWOR (EL MOZART DA vINCI DE LA ESCENA HIP HOPERA chilanga indie) Logan Phillips (desde Arizona, el novio de México) Rojo Córdova (EN OCASIONES DOBLE DE Capulina y ahora poeta gritón) Mario Dux ( la version psicópata del tío Gamboín, yeah!) Kardumen Investigación Escénica (no creerán los que sus ojos verán....neto) mira los flyers de las fechas rojas con todo y sus participantes y contactos http://www.new.facebook.com/album.php?aid=108039&id=724185846&l=c6b03caa24 y recuerda: esto no es un alúd púrpura son tres tsunamis rojos! WWW.MYSPACE.COM/ELCHAVALDELTAROT http://recitalchilangoandaluz.blogspot.com/

sábado, 26 de septiembre de 2009

1era Eliminatoria "Adversario en el Cuadrilétero"

Por ahí andaremos. Ojalá le caigan. Lleven a sus amiguit@s y sean felices.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Slam de poesía en el Recital Chilango Andaluz

Me toca ser el "poeta sacrificado", el que abre la jiribilla, roza el arco del decir y pasa sin pena a decir sus cosas para que la gloria se vaya poniendo horny en el
Slam del Recital Chilango Andaluz 31 de octubre del año en de-curso BAR 246 (querétaro -hazme el chingado favor!- 246, Col. Roma) No sé a qué hora, pero supongo que a hora conveniente para empezar a chelear temprano (como a las 6 o por ahí).
Quedan cordialmente y etc.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Presentación de la revista P3tról3o

La siempre activa banda Mancha invita a la presentación del primer número de la revista P3tról3o (el anterior fue el número X, ¿no?) que se llevará a cabo en el café-bar "Las hormigas", con su bonita puerta western-art decó que en lo personal siempre me ha parecido una mariposa-dragón:
Lunes 28 de septiembre del año en de-curso Casa del poeta "Ramón López Velarde" Álvaro Obregón 73 Col. Roña, que le dicen entre Córdoba y Mérida 55-33-54-56
En acto de franca rebeldía contra el hambre amenazan con regalar tortas de jamón y aguas de horchata... No sé mis 4 lectores, pero yo no encuentro buenas razones para no ir. Aquí, la bonita portada: p3trol3o.blogspot.com

lunes, 20 de julio de 2009

Invitación

Presentación del segundo (¿segundo? Am I right?) libro del Tona, en una especie de mini festival. Cáiganle y lleven a sus amiguitos.

22 miércoles, 19hrs

Presentación del libro:

“Las flores del colibrí”

TONATIHU MERCADO AUTOR

*Laura Hernández PRESENTACIÓN

*Mariana Reyes VIDEO Y FOTOGRAFÍA

*Isblafel y Eblanuel SONIDO

*Linda Mejía y Jesús Téllez BLUES Y BOGUIE URBANO

*Edgar Khonde y Ulises Sad C POETAS INVITADOS

PALABRACAIDISTAS

**BRINDIS DE HONOR**

©VersodestierrO

©ediciones Lago

UNA PROBADITA:

http://www.youtube.com/watch?v=uzWv2P9UjyM

CASA HILVANA

Colima 378 planta alta Col. Condesa,

entre Salamanca y Cozumel

Tel: 55-14-28-44/ 55-35-55-28-40

www.myspace.com/casahilvana

jueves, 23 de abril de 2009

Lectura en el 1er Festival de la poesía y la poesía (sic.)

Estaría bueno preguntarles a los organizadores por qué "de la poesía y la poesía". Algunas teorías:
, Hay una poesía además de la poesía que todos (creemos) conocemos. Una más oculta, camuflada en la que consideramos, casi, cotidiana.
, La poesía, sentimiento o idea, no cabe como abstracción en una sola palabra. Pero tal vez sí en dos...
, Solución de matemática-poética: 1er Festival de la poesía2 (léase, al cuadrado).
, Por la diferencia tipográfica entre una y otra "poesías"* en el cartel del evento, podríamos suponer que este festival da cabida a proyectos artísticos en lo que algunos han dado en llamar "poesía bien hecha", o "aburrida", o "recitada" o (my personal favorite) "pomadosa". Términos, todos, en franca oposición a esa otra poesía (la de la tipografía "modernosa") donde cabrían los experimentos de improvisación, poesía de performance, poesía y música electrónica, poesía colectiva, poesía y artes marciales, en suma, aquello cuyo formato queda, cómo decir, en una talla diferente del mismo zapato poético. Porque vamos, la cosa de escribir y publicar poesía tiene unos pocos siglos de existencia (herr Güttenberg no empezó imprimiendo plaquettes, entendámonos...), mientras que las formas poéticas, llamémoslas, "sociales", aquellas que van destinadas a formar parte de una celebración social (loas, poemas de ocasión, justas poéticas) ya eran cosa tradicional y manida en días de Homero.
La diferencia tipográfica, sin embargo, así como el extenso cartel (donde podremos ver a los Poetas Salvajes, las Poetas del Megáfono, los Fusionistas, los tres veces admirados Mancha y la banda loca, superlativa, machetera de los Palabracaidistas --en efecto, soy fan de todos) nos confirmaría que los organizadores dan carta blanca a cada propuesta poética para incluirse en cualesquiera marca tipográfica que les acomode, evitando meterse en engorrosos asuntos de definiciones, que a lo que venimos, carajo, es a leer. Bien por ellos.
, Cómo llegar. * Utilizamos la espantosa pluralización de "poesía" en el sentido de diferenciar no poéticas, como, aunque casi a estornudos, hemos tratado de diferenciar más arriba; por el contrario, quepa la pluralización porque, hasta hoy a las 10 de la noche que subo este post, la misma cosa se llamaba del mismo modo. Bonus track: Poesías me recuerda a esos libros "de antes" que le quitaban a uno el engorro de elegir un título, de considerar el conjunto de poemas como una obra autónoma, dando mediante la palabrita la feliz solución de considerarlos puro ejercicio de escritura. Tiempos felices en que las cosas podían llamarse del mismo modo sin demasiada violencia, compartiendo, felices, los mismos nombres (pues como sabemos, antes de que las cosas fueran nombradas por el padre Adán, se les señalaban simplemente con el dedo. Pruebe el lector, es harto divertido...)