jueves, 7 de octubre de 2010

Yaxkin Melchy sobre mi Ordalía

Zebra: sobre Ordalía de Javier Raya

para leer el libro: __link______________

por: yax.kin: yaxkin_m@hotmail.com

Quiero escribir sobre el libro virtual de Javier Raya: Ordalía, pero no quiero quemar tanto mis manos porque sino luego dejo de ser irónico. A menudo se les imputa a los ensayistas (buenos lectores, decodificadores y creadores) que cuando se ponen a escribir poesía son ficcionalmente pésimos, que lo saben todo de su materia pero no tienen la intuición de quien vive sacando barro para el poema. En fin, sé que lo mismo debería imputársenos a los poetas. Un poeta hablando de otro poeta; en qué términos!


Así que si escribo, lo hago desde la poesía claro, intuyo desde el barro: ése es mi olfato. Así que estoy seguro de que ésta será una reseña lodosa, todosa, y demasiado convexa o cóncava para ser reseña.

Ordalía: Libro Virtual



El soneto cibernético de la pereza. (Oh hada cibernética!) Javier escribe tres sonetos que no existen en papel impreso, tecnología del lenguaje poético desfasada de su tecnología material (imprenta). Un desfase de este tipo me lleva a pensar que los poemas de Javier Raya tensan la liga temporal de la historia poética conocida o resabida: la escuela secundaria pública: Sor Juana y Lope, quizá Góngora y Quevedo, algo de Darío, Neruda y “La suave Patria”. Ese pequeño estante de una biblioteca decente.


El libro de Javier por ser una colección de ligas tensadas, o ligueros poéticos, tiene una peligrosidad para nuestro sistema educativo básico: seguramente algún estudiante de secundaria se identificaría con estos post-sonetos publicados en computadora como quien programa un código listo para la compilación o lectura. Así pues el soneto javierino se vuelve una programación libre de uso, no la primera ciertamente, pero sí una bastante descarada.


A lo que voy: Software. Los poemas del libro tienen ese toque soft, que se anuncia como un desfase sobre el uso apropiado de las palabras. Pero se trata de un soft:irónico. Ironware sería la marca no registrada de esta estrategia (paradójicamente).


Mercado, publicidad y anti-marketing constante en el libro, y no quiero empezar a citarlo (así tendrás que leerlo) para descubrir que no hay mejor slogan que unos versos de Gorostiza o de Neruda, que no hay mejor jingle que la rima, la paronomasia, la aliteración, el puntillismo y aquellos artilugios que todo buen publicista sabe. Qué mundo nos dejan estos poemas! diría alguien preocupado por la poesía venidera, pero aquello de preocuparse ya pasó de moda desde don Nicanor Parra. Ahora la tendencia es la tensión, la ropa incómoda es lo importante, aquella ropa que por carecer de una tercera dimensión tiende a ser una fachada tramposa; porque vestido con estas prendas si alguien nos viese por detrás, nos viese todos desnudos. Desnudarse en la adimensionalidad, en la anacronía, en la enfermedad crónica o en la crónica más enfermiza de la segunda persona: osea tú.


Sí,


Tú: Soneto cibernético. Jingle desquiciado. Poema genérica o de similar; te estábamos esperando.


como diciendo -Un poema atractivo es un poema con poca ropa-


JaVier raya con V de venganza.

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