(La cópula de los animales los vuelve invisibles)
publicado originalmente en Cuadrivio, abril del 2013
versión al portugués de Bruno Sousa Villar
Lançaram-lhes água para debandarem,
Para lhes desmascararem a alma,
Para soltarem os cães os cães soltos
Do show impúdico das pudendas,
E a nós, evitaram as peras,
Com água curada de espanto,
E lágrimas postiças.
Soltos graças aos folgazões,
em retalhos do mais lascivo
Que nem o tordo mais tardio
Se viu animalar assim, como se tal coisa,
não sendo etérea
a puta de Girondo
de tordo teve
o que a deteve
de cantar.
Trata-se de um desaparecimento elementar.
Não é coisa de fugir
Dos baldes de água fria, miúda
No máximo
Fazer-se infinitamente pequeno
cabendo num abraço
ou no pedaço de uma perna,
na cavidade da axila onde não nos encontrem,
de onde nunca nos vissem,
de modo que invisíveis
são os quartos de hotel,
das cenas de crime,
de insuportável espectáculo
para o olhar,
excepto o pássaro de sangue
couraçado no caixote do lixo
disfarçando mal
os estragos do teu período nos lençóis,
nas paredes e no grumosos pêlos púbicos.
Fizemos mal em aparecer,
Em frente do templo,
miúda,
Com os beiços coagulados , enfadados,
Como tigres,
Alegres a seu modo,
Depois de estriparem algo
Com asas.
viernes, 28 de febrero de 2014
lunes, 17 de febrero de 2014
Solve & Coagula
Según la fluctuación de la economía de la memoria, todo objeto está siempre al borde de ser reliquia y de ser residuo, objeto sagrado y tiliche prescindible, contenedor aurático de la memoria y caja de Pandora. Mudanza es solve: tomar distancia de lo unido, dividir, analizar.
El altar, como la basura, exigen ser implacables con el destino final de los objetos sin destino aparente (o con aquellos que ya lo cumplieron). El objeto sagrado y el objeto basura: registros de la presencia excesiva del objeto. Lo que llamamos cotidianidad podría no ser sino la continua regulación de la presencia excesiva de los objetos, el utilizarlos, el convivir con sus presencias, el leerlos desde Alfred Gell o desde Jean Baudrillard: la experiencia atestigua los cambios en sí misma (el paso del tiempo) tomando como referencia los objetos.
Pero la condición del libro lo hace un objeto excesivo per se, excesivo por adelantado.
Lo inconsciente es el olvido ritual de la especie; es el exceso que el instinto se encarga de organizar. Pero la autonomía del inconsciente es relativa, o al menos no está exenta de intervención. Cada libro es un mapa fractal de la especie y un territorio encarnado de nuestra memoria emocional: aunque no lo hayamos leído, el libro nos espera con la promesa de un territorio (propio de antemano) aún desconocido; es la sensación de sentir que algo fue escrito justo para nosotros, o leído en el momento oportuno: "el león es oveja digerida", parafraseando a Valéry.
Se trata de un pase mágico, de naturaleza iniciática: dar un lugar en el mundo a un objeto es acomodarlo en el cajón del inconsciente que le corresponde. Coagula: nueva síntesis de lo alejado, unión, alianza, acuerdo de las diferencias.
Guardé mis libros durante dos años en distintos lugares, y hoy los veo por primera vez a todos en un mismo lugar, reunidos como viejos conocidos que tienen amigos en común. La sala es un caos, porque es la sala de espera --el último limbo de los primeros libros. Es especialmente notorio en la economía de los saberes cuando una biblioteca embodegada llega a manos de los libreros: los valores estancados, olvidados o perdidos se resignifican, adquieren nueva luz porque nuevos lectores se topan con esos saberes. Pero es casi tanto como la promesa de una genealogía cuando en vez de dividirse, dos bibliotecas se juntan.
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