jueves, 28 de abril de 2011

Hacia un juego de respondencias

a crg, que me regaló sin querer la palabra "respondencia"

Un día leeremos los hechos como leemos palabras. Si la vida de la vida es la significación, y todo el trabajo del arte no es más que el perfeccionamiento de la expresión de las condiciones de posibilidad de una conciencia percibiendo la vida del hombre (crear/descubrir significado mientras se desaparece), las respondencias serían, a los hechos, lo que los semas a las palabras. Esto nos llevará eventualmente, sospecho, a una sintaxis del tiempo, como ya sospechan algunos físicos. Por ahora, unas respondencias:

-Trazar un mapa de respondencias es parecido a trazar el mapa de un lugar donde se ha vivido siempre: se le conoce bien, pero el primer problema radica en elegir un lugar para comenzar el trazado, lo que implica elegir un significado que detonará todos los demás. Trazar una respondencia (es decir, la acción de la memoria) se parece a la escritura de, por ejemplo, un poema. 

-El asombro de las respondencias, su carácter eléctrico e imantador, a diferencia del carácter de un poema, suele ser intransferible; pero como el de los poemas, tiene sentido únicamente cuando se experimenta personalmente. La correspondencia, la unión de respondencias, es el asombro de la memoria que verifica las iteraciones del ser en el mundo. Léase "asombro" como si dijera "vida".

Ejemplo:

Eje 1

1) Busco un poema de Tomaž Šalamun en YouTube, pues tengo la intención de transcribirlo y traducirlo para Literal. 

2) Lo que encuentro, en cambio, es un poema de Charles Simic que ya traduje.

3) Cuando encuentro el poema de Šalamun, veo que en el mismo ciclo de lecturas participó Gary Snyder, de quien he leído mucho a través de Jerome Rothenberg. 

Eje 2

1) Durante el remate de libros del Auditorio Nacional compré una selección de los diarios de José Kozer.

2) Traigo en la cabeza no sólo lo que podríamos reducir groseramente como "sincretismo cultural" a respecto de Kozer y Rothenberg (i.e. poeta cubano, budista; poeta norteamericano que sabe mazateco), sino cómo el exilio, la extranjería, los distintos tipos de distancia son análogos a la distancia de una palabra para llegar hacia su significado, una obviedad que seguramente los lingüístas conocen bien.

Azar

Hace poco más de un año, David Huerta me regaló Stet, la traducción que Mark Weiss hizo al inglés de algunos poemas de José Kozer. Por alguna razón, hoy la tomé del librero y vi que la contratapa está escrita nada menos que por Jerome Rothenberg. 

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La conexión entre estas respondencias no tiene nada de asombroso excepto cuando se les experimenta. Lo que hice aquí fue exponer un par de ejes interreferenciales y una conexión azarosa entre ellas --hay muchos más ejes y muchas más conexiones azarosas. Sospecho que si tuviera una memoria como la del Funes (en ese sentido trágica, funesta) de Borges, esos ejes podrían reconstruir si no mi vida completa, sí el mapa de mi imaginación, que es mucho más interesante porque tiene que ver con el funcionamiento de la imaginación en acto, y no con la contingencia de los hechos de un hombre cualquiera.

Sospecho también que este ejemplo de respondencias no tiene nada de peculiar desde cierta óptica: dados mis intereses y dado (¿Mallarmé?) que he hecho lo posible para ordenar el desarrollo de mi vida alrededor del acto de leer y escribir (o dicho desde la memoria: para programar en un ambiente de alta indeterminación las iteraciones de mi ser en relación con el acto de percibir escrituras; o dicho desde la construcción de la subjetividad: construir mi sujeto a través del acto de poner en relación escrituras), lo asombroso sería que este tipo de relaciones o respondencias no ocurrieran. 

Sospecho algo aún más alarmante y emocionante: que la vida empieza, por lo menos en mí, a imitar el arte; no el mío, que es apenas un balbuceo, sino el que construyo a partir de la puesta en relación de otras escrituras --lo que ulteriormente será lo que escribiré cuando escriba. Lo gastado de la construcción "imitación del arte y la vida" (o al revés, con mimesis y Aristóteles, etc.) no perturba el asombro. Después de todo, ya dice Karlatone (como dice EVM, como dice Montaigne) que fortis imaginatio generat casum

¿Pero qué pasa si la fuerte imaginación no tiene precisamente idea del acontecimiento que desea generar? Aquí la carga semántica de imaginación, para mí, tiene menos que ver con elaboración o deseo dirigido que con sorpresa: la escritura y la vida como arqueología. En ese sentido la vida y el arte se parecen a que hay que trabajar a partir de los hallazgos, de los encuentros con las reiteraciones de uno mismo a través del tiempo, con el ser en devenir siempre y cuando el ser esté en pijama. Acceder a ese trabajo de observación constante, de atención ininterrumpida (para lo que se aconseja el entrenamiento en el sueño lúcido con el objetivo de preservar la conciencia alerta; de otro ejercicio montaignesco: aprender a morir a cada instante, en todas partes, hacer simulacros imaginarios de muerte; preservar la conciencia en lo posible del exceso de estados alterados: la conciencia produce sus propias alteraciones; practicar la otredad como alteración de la conciencia y otras pautas que funcionan únicamente para mí, creo, y que conforman una "ascesis del placer", un manual de superación personal con el puro objetivo de acceder a la total desesperanza, etc.) es lo que llamo ninja y sobre lo que estoy escribiendo en secreto, incansablemente desde hace más de dos años. 

Es ese otro sentido posible de respondencia, responder, lo que quiere decir también participar en el juego. ¿El juego de qué, de quién? Ciertamente no de dios, pero sí de algo cercano a lo sagrado: lo sagrado entendido como una instancia capaz de generar sentido. Así, la magdalena proustiana es un objeto sagrado, pues que contiene en sí, para el que sabe verlo, el sentido contenido; y más, la posibilidad del sentido.

Me excedo, como siempre, y no termino de darme a entender. Mission accomplished.

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Posdata: un mapa de respondencias (es decir, una correspondencia) que introdujéramos en una suerte de sintaxis lógica se parecería a un poema dadaísta y a un in xóchitl in cuicatl:

El cardamomo eriza la walther, 
la luz en la ventila
verde no deja de sonar.
Un avión triangula,
un aviario se desbanda
en una taza de té.

Todo absolutamente referencial, pero descontextualizado. Puedo escribir los versos más dadaístas esta noche. Hay poesía también en la explicación de las cosas, en el pensar cómo ocurren las cosas.

En pensar que algo ocurre.

En pensar.

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sábado, 23 de abril de 2011

Hacia una escritura desde la orfandad (notas de viaje)

Tratar: el doble nudo de la piedad y el trato.

Kozer ha escrito que la piedad es la mediación con el poema: ese (con)trato con algo que se deja decir.

No lo que le haremos decir al poema --el arte del ventrilocuo tiene algo de lo siniestro de la política: poner palabras en la boca del otro-- sino lo que el poema tiene que decir sobre sí mismo.

Trato: medio. Lo que trata esta en entre-dicho. Escribir es devenir (Deleuze). Lo escrito viene de un desde y va hacia un hacia. Encontrar el punto en que lo escrito no puede regresar (Kafka, el mito de Eurídice), en que precisa mantenerse de viniendo hacia viniendo. Escribir siempre es regresar.

La piel debe tratarse, curtirse. Escritura como ascesis: disponer el mundo, dentro de lo posible, de manera que todo sea órbita del trabajo de curtir la piel de una escritura; artesanía en lo que tiene de repetición.

Cada desaparición será total o no será; itera. Pienso para mí "en 'Latencia' escribí sobre el movimiento del agua que hierve", mientras desde la cocina el agua sube una escalera lenta sobre el fuego. Café. Late el agua en el latón. Juego. Re-iterar. Cada hombre viene por lo menos en dos formas, ¿cuál escribe? ¿Cuál desaparece? Contengo multitudes (Whitman).

Trato: diálogo, cortesía. Política es tratar. Tratar es la conciencia de que algo puede ser destruido.

Trato: intemperie del regreso. Se va del donde al donde. ¿Quién en mí va?

Intemperie: la escritura es o no será. Remuevo de mi traducción de Bersani "Facultad de Filosofía y Letras, UNAM". Me hago responsable de ella. Escribir como aprender a nacer de uno mismo. Nacer sin mundo/hacer un mundo para nacer. ¿Qué queda? No sé si dios ha muerto, pero escribo y sé que escribo. Me basta.

Los maestros terribles. Todo fue necesario. Todo lo doloroso, lodo. Me hago responsable de la posibilidad de mi escritura. Nada más me compete en cuanto a ellos. Lodo: limo del fondo: no bañarse dos veces en la misma agua podrida. La grama sobre la que Flaubert durmió bajo las estrellas de Egipto fue regada con agua inundada, limo (aquí recuerdo el limonero del Cefac) Nilo. Importa la pirámide.

Que escribir sea jugar a ser hombre, mas jugar en serio.

Que jugar sea ser niño: dejar que lo real sea raspón. Que el imaginario sea el asalto a la ciudad sitiada, la búsqueda del grial, las manos manchadas de dragón descorazonado. Tengo un láser para matar dragones. Mis juguetes son lo simbólico: me fascinan como las cucharas y los relojes a Neruda. Los símbolos que son espejos turbios de los hombres. A ras de tierra, raspón: sangrar lo necesario. Jugar en serio.

Gritar "lobo" cuando haya lobos. Nancy me dice "I love us". Hojea el Rothenberg en la cama y me paro por más café. Viaje de la silla a la cocina; qué sensación de Helesponto tiene el pasillo oscuro. Desde el librero me mira la Beauvoir, con su cara de joven formal. Los cuadernos se apilan: adentro hay lobos. Si alguien pregunta diré "he visto lobos, pero si te los muestro, pueden parecerte perros. Muerden, igual." Ser maestro de uno mismo, identificar los tipos de lobos que viven en uno. Regresar: vuelta a Nancy con café por el pasillo oscuro, a la silla, a la gata, a la música. No haya pretendientes que matar, pero hay lobos.

De repente, crecí. Decidí crecer, como Oskar Mazerath de El tambor de hojalata. Günter Grass. Decidí crecer hacia el centro, como el sistema nervioso de un planeta vegetal. Raro: recuerdo "Mazerath" y recuerdo el nombre del abuelo, "Koljaizek", pero no recuerdo el segundo apellido de la mayoría de la gente que conozco. Lo leí en 2003, me lo prestó M. ¿Raro? Vamos bien, hombres. Y sello mis orejas con un beso de Nancy.

Tratar: fallar.

Colar el café con filología. Tratar: hallar.


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viernes, 15 de abril de 2011

Aeropuertos

Idiomas en el aire
acondicionado; el abrazo
se está abriendo.

jueves, 7 de abril de 2011

Cuaderno de imágenes: Taxco

 a Roberto Cruz Arzabal (@cruzarzabal)

Los días 1 y 2 de abril estuve en la ciudad de Taxco, Guerrero, como parte de una delegación eslamera integrada por Diosa Loca & Bestia, Rojo Córdova y Erik Fiesco, convocados por el poeta (ahora amigo) Roberto Cruz Arzabal. Una crónica sería o bien agotadora (la de Tijuana se me quedó a la mitad, por eso volveré este año, para tener algo bueno que contar otra vez) o bien extremadamente aburrida; por eso recopilo a manera de fotografías-escritas las imágenes que me traje en el oído -leyó usted bien. Esta "crónica" nació en Twitter; me parece relevante porque al escribir una serie de tuits respecto de algo he sentido una especie si no de premura, sí de otra velocidad, una que tiene que ver más con el habla que con la escritura. Materia de otra cosa. La de esta cosa, por lo pronto, son ojos.
  1. Un guayabo, árbol sin piel, tambaleándose inmóvil frente a un viento que no era viento, en el CEPE.
  2. Un camino de hormigas que sale de la pequeña biblioteca del CEPE (robo hormiga: vaciaban, pensé, las letras de un libro.)
  3. El auditorio y su acústica de molino. En lugar de piedra de moler, palabreros remolones.
  4. Púberes risillas frente a la revelación de que las groserías y las partes del cuerpo también son palabras; es decir, armas.
  5. La persistencia de Sylvia Plath: "I am vertical/ But I would rather be horizontal/ I am not a tree with my root in the soil".
    1. Lo que, en el contexto taxqueño, provoca la deconstrucción "plathería".
  6. El momento en que Roberto, Rosario y yo notamos que teníamos queridos conocidos comúnes, entre ellos, Ovidio.
  7. La alberca evasiva. Escuchar sobre el aire húmedo de la madrugada una canción de Metallica que hace mucho quise.
  8. Desaparición voluntaria y comprobación de que hay por lo menos dos modos correctos de perderse en una ciudad desconocida.
  9. Escaleras casi verticales (que hubiera preferido horizontales); un viejo -pensando que soy turista- me dice "peligro, no."
  10. Comprobación de la catedral como centro; comprobación de perspectivas (verticales desde la horizontalidad).
  11. Encontrar dos puntos desde los que toda la cañada es visible. No los revelaré por miedo a que emplacen vigilancia militar ahí.
  12. Una jaula de hierro colgando frente a una pared blanca. El perico ausente. Café y charla con Roberto.
  13. Charla tecnochamánica con @ y cacahuates.
  14. Los quince de las adolescentas que se me acercaron después de la lectura. Me vi en la cárcel. Cortesía distante.
  15. Descubrimiento de "La raie" de Paul Chardin, en el iPhone de Roberto: Balzac y Didi-Huberman en la cena.
  16. Desaparición involuntaria. Sensación de extranjería. La vista de un callejón que me recordó a Jerusalén, donde nunca he estado.
  17. A respecto de una película que veíamos, que Fiesco recordara el final de un texto mío: "Quisiera ser feroz como un zapato."
  18. Convocar a un brindis porque qué con la gente del otro lado de la calle: tres terrazas gritando, efímero grito de guerra.
  19. Lesbia e Ipsitila dándose valor. Hacer ruido para que me notaran. Sabiendo que estaba, que se perdieran el pudor. Que sonrieran.
    1. Tengo que hacer ruido a veces o la gente no nota que estoy. El silencio, al nivel que yo lo ejerzo, implica responsabilidad moral.
  20. La peor versión de Hotel California ever en el único bar abierto.
  21. Tres pochos en una troca deteniéndose sospechosamente a mi lado. Uno me saluda; pregunta "por los otros poetas" (sic.)
  22. Tercera desaparición matutina. Negociación con un viejo: quiero comprarle 1/3 de medida de nanches por el precio de la medida completa.
    1. La medida estándar de muchas frutillas es una lata de sardina a rebosar. Era demasiado.
  23. Resabio del sabor de los jumiles con salsa de la noche anterior. Insectos-especia.
  24. Interior de Santa Prisca. Inicio de la misa y coro. "No existe lo sagrado per se; todo lo sagrado lo es para alguien", pienso. Copal.


CODA: Llegada a la Biblioteca Central de CU (de catedral a catedral, pensé). Llamada de @ y tarde de cervezas.