jueves, 14 de junio de 2012
Disentimientos de la nación (spoken remix)
Una lucha empieza así: disiento.
Disiento cuando dejo de creer en tu himno:
no, patria, no soy un soldado que en cada hijo te dio,
no soy un hijo de ningún concepto nacional
aunque retumben en sus centros la tierra, Masiosare,
porque no puedo estar a favor de tanto
bélico acento.
Cuando dices que los índices de pobreza
están bajando, mientras el señor de los mazapanes
a la vuelta de mi oficina
me grita “tengo hambre”, como si me culpara,
justamente, yo disiento.
Cuando la imagen del señor
de los mazapanes se me confunde
en la cabeza con la del señor
de los cielos, y me dices que vamos ganando
la guerra civil, la lucha contra el narco, yo disiento.
Cuando veo que es más fácil en este país
conseguir mota, perico, pastas, polvo, piedra
que una hoja rosa del IMSS,
que una ficha para la universidad,
yo disiento.
Yo disiento de tu versión de la salud
como enfermedad que se cura a balazos.
Yo disiento de tu versión de la educación
que deja a las mentes más brillantes
de mi generación
condenados a empleos de telemarketing
o viviendo con sus padres hasta los 30,
cogiendo sin hacer mucho ruido,
porque la gente se acostumbró a sentir
desde hace muchos años
que no debe hacer mucho ruido:
que es mejor pasar frente a los extraños
en las calles sin saludar, sin decir “buenos días”,
que es mejor no voltear a ver a nadie en la calle,
en el metro, en las carreteras,
que ser inmorales nos vuelve chingones,
que ignorarnos nos hace más fuertes,
que el miedo nos prepara mejor
para enfrentar una guerra social
que tú nos provocaste criminalizando
a los jóvenes, especialmente de noche,
cuando las señoras se cambian de banqueta
porque te ven con el pelo largo
y con tu morral de la UNAM.
El único lujo de los jóvenes ha sido la esperanza
e incluso la esperanza nos la venden a crédito y cara,
nos ven la cara como se la vieron a nuestros padres
y los dejaron embarrados en una clase media
más media y mediocre, como pollos hacinados
en sus jaulas mamando televisión
hasta ponerse gordos, hasta volverse zombis,
deseando una tele más grande,
una tele más grande
para ver unas mentiras más grandes
en alta definición, y un coche más grande
para no tener a dónde ir, porque las carreteras
son intransitables,
y un miedo más y más grande vendido y cobrado
en abonos chiquitos para pagar poquito
hasta que todos aprendieron que era más seguro
no hacer ruido,
quedarse calladitos sin correr,
sin gritar, sin empujar,
para sentir igual, para sentir en los huesos
el miedo sordo igual.
La política nos ha robado las palabras:
se ha metido al saco la palabra pueblo,
la palabra comunidad, la palabra
compromiso, la palabra solidaridad.
Política ya no es intercambiar opiniones
creadas, pensadas por uno mismo
porque ya no sabemos pensar
por nosotros mismos.
Sociedad ya no es hablar con el otro,
construir comunidad con el otro,
sino un programa estatal de mejoramiento
y planeación y planificación
para la organización comunitaria
de redes intergubernamentales
e interinstitucionales
para el saneamiento y la pudrición
de la conciencia.
Disiento, cuando me dices que los
70 mil muertos
y contando
son bajas colaterales.
Stalin pensaba como tú,
cuando les decía que
“la muerte de un hombre es una tragedia
y la de millones, estadística.”
Disiento cuando me dices que los muertos
caben en una cifra, en un coste,
en un gasto de producción de la paz,
que la paz sólo se produce
con el miedo de los niños
acodados y cantando debajo de las bancas
mientras las balas pasan rasando por las paredes
y se meten en el pizarrón.
Disiento cuando me dices que la violencia
es el precio de la paz.
Disiento cuando me dices
que la escalada de violencia
es en nombre de la felicidad.
Disiento cuando me haces caminar
con una navaja en la bolsa
por las calles oscuras
cuidando en el rabillo del ojo las sombras
de otros que tienen tanto miedo de mí
como yo de ellos.
Disiento cuando haces que una persona
tenga miedo de otra persona.
Disiento cuando dices que respetas
la diversidad de opiniones
y vamos cada vez más cerca del primer lugar
en periodistas asesinados por metro cuadrado.
Cuando llamas a los jóvenes “porros,
huevones, flojos, ignorantes”
porque salen a la calle
a tomar las calles
que siempre fueron suyas.
Disiento porque tu plan no es perfecto,
porque no contabas con nuestra astucia,
estimado presidente, estimado dirigente sindical,
estimado líder charro y petrolero,
estimado burócrata que ves el reloj del tedio.
Me quieres enseñar a sentir que todo está bien,
que todo va a estar bien porque tú lo dices.
Yo disiento.
Yo sé que todo va a estar bien
porque no estoy solo,
porque somos muchos,
los que vamos a hacer
que todo esté bien,
ve mandando hacer un disenso
de población con el Inegi,
les prestamos nuestras manos
para que nos cuenten, cada uno
uno y diferente, gente
no acarreada, no
abanderada, saliendo a la calle
por primera vez,
aprendiéndose las consignas
en tu contra,
disintiendo, como bien pueden,
con traje de oficinista, con los niños cargados,
con la bolsa del mandado,
sin miedo porque estamos entre gente
y yo ya no le tengo miedo a la gente,
y mucha gente ya no tiene miedo de la gente,
y ya no tenemos miedo de estar vivos
porque estar vivo en México
es un acto subversivo,
porque estar vivo en México
es una conspiración de la vida
una insurgencia de vida,
un disentimiento cuando digo que mi país
empieza aquí, en este metro cuadrado,
y tú eres mi país, y tú eres mi país, y tú eres mi país
y de este metro cuadrado me voy a hacer cargo yo,
y en este metro cuadrado no pasarás,
en este metro cuadrado soy un peligro para México,
para tu México de daños colaterales
que no se nos va a olvidar,
sobre este metro cuadrado de país yo disiento
y de tantos y tantos metros cuadrados de disentimiento
ya no nos vas a quitar.
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Grande, Javier.
ResponderEliminarA menudo me pregunto si una economía "estable" vale todos los problemas descritos aquí. Después concluyo que no.
Me gusta haber escuchado este poema de su voz. Yo también disiento y me enorgullezco de la información que a diario distribuye, aunque se supone que constitucionalmente yo no tengo el derecho de inmiscuirme en política, aunque también este sea el lugar donde vivo, me siento identificada con su lucha cotidiana que es la mía pero menos silenciosa.
ResponderEliminarun disentimiento cuando digo que mi país
Eliminarempieza aquí, en este metro cuadrado,
y tú eres mi país, y tú eres mi país, y tú eres mi país
y de este metro cuadrado me voy a hacer cargo yo,
y en este metro cuadrado no pasarás,
Aqui te dejo el link del video
Eliminarhttps://www.facebook.com/video.php?v=270914283103823&pnref=story
Yo disiento con la gente que confunde a la patria con el gobierno, un gobierno que refleja el comportamiento de muchos de sus ciudadanos, sí incluso los "rebeldes", ya que a ellos muchas veces tampoco les importan los derechos de sus conciudadanos, más no todos, hay quienes a diario trabajan en silencio y sin necesidad de reflectores o expresiones "poéticas" para mejorar al país sin que la gente siquiera conozca su nombre.
ResponderEliminarYo disiento de hacer una intencionada mala interpretación del himno nacional, cuando este reflejaba una época en la que ser mexicano dependía del estar dispuesto a defender al país, una y otra y otra vez de todo tipo de intervenciones extranjeras,o de conspiraciones locales, muchas veces sin estar nunca seguro de estar haciendo lo correcto o no. Por aquellos que derramaron su sangre para tener al menos un PAÍS AL QUE LLAMAR MÉXICO, esos merecen todo nuestro respeto.
Yo disiento de pensar que la patria y México solamente es lo horrible o los defectos, esa actitud sólo refleja nuestra tendencia al "autodesprecio" del Mexicano, que tantos traidores y políticos corruptos ha dado a luz. Si sólo fuéramos eso, ¿no habríamos desaparecido hace tiempo ya, arrastrados por nuestra "corrupción y anarquía"?¿Cómo entonces hizo México para sobrevivir por 200 años,entre guerras civiles, invaciones, hambrunas y todo tipo de gobiernos autócratas? ¿No demuestra eso una fortaleza casi natural del Mexicano? Nuestro amor por la familia y nuestra capacidad para superar las dificultades, cualesquiera que sean.
Y finalmente yo disiento, por que yo sí me considero como un soldado de México, ya que los soldados no están sólo para morir por su patria, están también ahí para VIVIR por ella y defenderla.
Yo también disiento, en mi caso, disiento con el que disiente, ya que México es lo suficientemente grande, complejo y hermoso, para contener a dos o más personas que disienten y aún así darnos abrigo, en la medida de lo que sus mismos CIUDADANOS Y GOBERNANTES le permiten, claro está. México no marcó las desigualdades, sus hijos lo hicimos.
Hay un problema en la vision de anarquia hay mucho de lo aprendido en un libro de historia de la SEP, que sano que este disentir exista, ojala estuviese mas trabajado, leer a Ranciere, Laclau, Mbembe podria resultarte fructifero, se que llego tarde Elvira, que se le va a hacer.
Eliminar@Lauri y @lobootomia: gracias por leer :)
ResponderEliminar@elvira 21: la defensa que haces de los valores tradicionales está justamente en sintonía con el programa ideológico más reaccionario y temeroso, lo que Heriberto Yépez ha caracterizado como "el viejo mexicano". A mí me interesa el proyecto de terminar con los nacionalismos: esas coartadas de la identidad que nos mantienen zombis. Igual, gracias por disentir, gracias por leer.
Javier, lloré. No puedo decir más. Putos todos, venceremos.
ResponderEliminarGenial, Javier. Devolver la humanidad, la sensatez, el peso justo a las cosas, a los gestos y devolverles su dolor. Un abrazo, gracias por el texto.
ResponderEliminarGracias, Jorge y Julio. Un abrazo grande.
ResponderEliminarEscribiste con tanta fuerza que cada palabra es un grito.
ResponderEliminarSaludos Javier.
Hace unos días pensaba ¿dónde está la canción de protesta? Me hace falta ahora mismo, no la cubana, una que hable de lo que siento ahora, de lo que quiero ahora, de aquello por lo que luchamos ahora.
ResponderEliminarLeer tu texto, más escucharlo, me dio lo que necesitaba, gracias, infinitas gracias. También me hizo llorar.
Increíble y de wevos! Saludos camarada. :)
ResponderEliminarhace tanto no leía algo de un solo aliento
ResponderEliminargracias javier, si no te molesta, permíteme hacer que muchos más lo lean, por favor...
Un abrazo Javier, terrible y bello.
ResponderEliminarGracias a todos por leer y saludos.
ResponderEliminarQue nos abres los ojos, Javier, y que los inyectas con lágrimas...
ResponderEliminarDisentir es un acto poético, ¿verdad?
ResponderEliminarGracias por hacérnoslo notar.
Javier, el miedo siempre ha sido un gran obstaculo, gracias por recordarme que podemos dejarlo atras porque si todos estamos juntos no hay necesidad de sentirlo.
ResponderEliminarNo nos entiendo.
ResponderEliminarSomos excelentes para observar, entender y concluir lo que está mal,
pero... ¿que hacemos para que este metro cuadrado esté bien?
Pareciera que hoy nadie, NADIE votó por EPN. El no es mi presidente (ni el de ningún mexicano), entonces ¿por qué ostenta el puesto?
No hay duda, nos lo merecemos (al igual que a su hijita y a su gaviotita), a Televisa y TV Azteca (que al final de cuentas son gemelos bastardos).
¿Y qué hacemos? Pues esto, desahogarnos ridículamente en el blog de nuestro líder red-social.
Ya ni siquiera tragedias como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa es capaz de unirnos para hacer algo más que esto.
¿Algún día seremos capaces de boicotear a Televisa, el futbol, los celulares, la gasolina o no pagar impuestos para aplicar verdadera presión social a quienes nos manejan y explotan? Estoy seguro que no.
Pobre pueblo, pero es nuestra culpa.
Seguiremos ocupados solamente de nuestro propio metro cuadrado.
Por cierto, yo tampoco haré nada afuera de mi metro cuadrado; pero ya me desahogué (eso debe bastar ¿no?).
Buenísimo.
ResponderEliminarJaver, apenas leí tu poema y me pareció certero. Parecen balas de realidad.
Muy bueno. Felicidades.
Este poema sólo está en electrónico? Bueno,es que me gustaría tenerlo en físico, alguien sabe si lo tiene en algún libro?
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