1.
La única lengua nativa es la voz.
2.
Todos tenemos voz antes de tener idioma.
3.
Todos nacimos de un grito. El que no grita, muere; es como un árbol que se seca de tan quieto.
4.
Lo que nos ocurre, ocurre en nuestra voz. Cuando esa voz se nos rebela, cuando la autoridad de nuestras emociones queda en disputa, decimos que estamos "fuera de nosotros".
4.1
El canto, el llanto, la imprecación, el gemido, la húmeda sílaba del orgasmo son nuestra voz empleada por otro.
4.2
Todas las operaciones anteriores se realizan con la misma brutal eficacia en un idioma como en cualquier otro.
5.
Imagino que el hombre viejo sigue oyendo en el fondo de su risa la risa que aprendió a imitar de sí mismo; el gesto preciso que produce su alegría, que la escenifica, a la que ha sido (no digamos máscara) fiel durante tanto tiempo.
5.1
Ocurre lo mismo con todas las operaciones de la voz: su espontaneidad convocada a voluntad crea ese margen de sombra que llamamos "personalidad". Una máscara hecha con las facciones de nosotros mismos que hemos aprendido a imitar.
6.
Pensamos con nuestra voz, en nuestra voz. Pero nuestra voz nunca es más nuestra que cualquier fenómeno natural que vemos (lluvia, tormenta eléctrica, la primavera) a través de la ventana.
6.1
Nuestra voz es una fuerza de la naturaleza en estado doméstico, pero nunca domesticado.
7.
Nuestra voz es el aliado inestimable que nos traiciona --que nos abandona, cuya ausencia nos interrumpe, nos corta el lazo con nosotros mismos, nos deja perplejos-- en los momentos más inoportunos. La voz es sobre todo un polizón que amenaza con sublevarse.
Grita y sabrás quién eres.
viernes, 27 de junio de 2014
lunes, 9 de junio de 2014
Cuatro versiones de Ander Monson
Estos poemas aparecieron publicados originalmente en el número de noviembre del 2013 de la revista Tierra Adentro.
Sobre el basketball
El espacio es el mismo en Arizona,supongo, que en Michigan o en Ames, Iowa,luciérnagas indiferentes a los pases aéreos,enmarcadas por el altísimo emparrillado de maíz,
listos para ser despanojados por la blancaestupidez sin camisa. Ahí está la llanura en particular,y también están otros paisajesdivididos y subdivididos, trazados
en cuadrícula por los caminos. Aquí terminael cuadriculado en montaña y más alláaún otra llanura, luego otra montaña, arrugade la geología, la tierra moviéndose lentamente
contra sí misma. Supongoque habrán vacío y calor en cualquier parteque las produzcas, el aliento de perros jadeantesapestando hasta tu balcón,
el mundo, o tú, haciendo un bloqueo(nunca estás seguro cuál de los dos)del asfalto por la calle que lleva a la canasta,un agujero entre otros, ninguno por llenar.
El silencio dice: aquí estás y para siempreserás indigno. Tu blancura es suficientementeobvia para todos. Tu inhabilidadpara cualquier cosa ahora lo es todo.
¿O es eso demasiado? ¿No es por elloque es importante? Este impulso masculinohaciendo eco al oscurecer, repitiéndose, un gritoy luego sólo el calor de las luces. No es suficiente
decir que este no es tu juego,tu mundo, el que merezcas elogioso cualquier otra insignia de respeto. Puedesdemostrárselos después en los videojuegos, o en tu
Tandy de pantalla ámbar, la computadora menos sexyque se pueda concebir entre las compatibles con IBM,con Jordan vs. Bird: One on One.Es 1988. Probablemente eres un cretino.
El mundo está poblado de cretinoscomo tú y como esos otros chicos.Búscalos en la Wikipedia. Podríasescucharlos a través de la pantalla, calle arriba,
playeras y shorts y pieles lamentables, golpe huecode pisadas sobre el asfalto, jugando unocontra uno o media cancha con los amigosque no seguirán siendo amigos por mucho tiempo,
una tragedia minúscula, una amenaza para preocuparse,se desteje, sigue buscando pases, por el maízy luego por la guerra, tus años de fracaso y terror,y luego de eso a los campos, que se alejan.
Sermón: encriptado
Luego de pasar por la cajaque bate nuestro texto en revueltas tiras de dígitos—el velo que nos separa de nuestros secretoscomo sangrías, magnético en todos nuestros discos durosy zip disks, hemos hallado nuestro caminohacia el fondo de la pila. Amigos, consideren estouna instrucción para irse a casa y limpiarsus mezcladores, borrar el caché de su Internet Explorer,y expulsar las cookies del navegador como una enfermedadhacia la majestad de la trituradora o el basurero.No necesitamos mantener estas cosas cerca de nosotros;ellas no son nuestros nombres ni las direccionespor las que la luz podría hallar su camino hasta nosotros.
No hay centros de rehabilitación para el pecado.No habrá sonrisitas entre la multitud.No hay una tierra más allá de esta cuandola pantalla se ha vaciado y nuestras vidas han sidodesprendidas como una telaraña de los helechos,desenredándose.
Contén tu risa y la hemorragia de tus heridas.
Lo que necesitamos aquí es un torniquetepara detener la ingesta diaria de informacióno calcio en forma de leche.
Deshazte de tus Porciones de Ingesta Diaria Recomendada para los Estados Unidos.
Lo que necesitamos es reducir las muertes accidentalesde polizones en los vuelos transatlánticos demasiado largos.
Pensemos en la parábola del hombreque trata de esconderse en el huecodentro del cual el tren de aterrizaje del Airbus A320de Amsterdam rumbo a Nueva York cerrará.
Consideremos la configuración de las constelaciones que hemos formadoentre las estrellas.
No habrá más carraspera.
Habrá compre uno lleve otro gratis en el más allá.
Habrá galaxias colapsando por cada uno de los presentesen la limpieza después de la fiesta, después de la graduación, en el más alládel más allá de la celebración.
Tomemos un no como respuesta sólo esta vez.
Deshagámonos de toda la colectivaloción para después de afeitar de nuestros esposos en el excusadoo en el fregadero.
Lloremos por todos aquellos que nos han dejado por culturas más cálidaso por otras parejas, más jóvenes.
Lloremos por los pretendientes al trono, esas otras bolasde pintura o cordel o ligas elásticas o cualquier cosa que se pueda enrollar,esos miles de heroicos leñadores esparcidos por el medio oeste,atados de tristeza, atados con historias.
Lloremos por aquellos cuyas contraseñas son el nombre de sus mascotaso su apellido de solteras, o cualquier otra cosa demasiado fácil de adivinar,como las palabras del diccionario.
Hallemos nuestro camino de vuelta a la luz que aún nos espere.
Pensé que su muerte me dejaría preñado, no vacío como una tumba
Escarcha en vidrio ensangrentado, círculo de sal en una margarita.
Lee sobre cómo hacer rescates. Sellos y cómo romperlos.
Deja que esa máquina se enfurruñe hasta primavera, cuando sea barato subirla. Ahora, sin embargo,debemos subir el cuerpo para que pueda ser enterrado como un juguete en una trama acalorada.
Traje de buzo, aleja el frío y el tacto del entramado de la piel.
Traje de buzo, guárdame dentro, no dejes que me rompa.
Agua, cadáver & techo de hielo, permite que tu luz baje como cascada por las grietas, que ilumine a través de los agujeros.
El último baile bajo el agua con Liz.
Bajando para sacarla en su Atlantis de hueso y vidrio, iluminado indirectamente por el reflejo, desde la izquierda.No salgas a la superficie indiferente.
Liz mi X mi otra lengua.
Soñé con operaciones, la resucitación cardiopulmonar y boca a boca, el diezmo del aliento y el escupir de vuelta a la vida.
Soñé con ser capaz de soñar otra vez.Soñé que era capaz de actuar.
Arde, arde
Arde por X, por la pérdida, por el arder mismo,por el mantra que se repite/se balancea como una campanaen una jaula en la torre que no ha sido aceitadadurante horas pero sigue repicando,enalteciendo a su fabricante, enalteciendo el movimiento del airea través de la ventana que parece una cruz.
Haz que arda la pared que nos separa del río.
Haz que arda el signo de alto que impide que los autos se agolpen en la intersección.
Deja que la gracia del fuego se lo lleve todo y lo convierta en combustible y cenizay en olor carbonizado que se moverá en el airedurante años antes de asentarse.Haz que arda el establo aplastado bajo la nievecuando esta se derrita y se seque lo suficientepara que prenda sin problemas.
Redúcelo a ruinas, base de anotación para las ardillasque dejan rastros de puntadas en la escarcha de nieveluego que el sol la dejara crocante a enfriar.
Resta eso de X,del hueco en el hielo sobre la piel del lago,de la cicatriz dejada por el rescate,
Sustrae esto del sustrato y de las relucientes masas de rocaque merodean justo bajo la superficieque ya no dejarán ganancias para las minasy las compañías que emplean a los hombresque ennegrecen sus pulmones por ellas durante el día.
Postulado por
Javier Raya
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lunes, 2 de junio de 2014
La novela entre paréntesis
Arqueros japoneses, circa 1860. (Archivo de la Literatura Ninja.) |
, Escribo en mi cuaderno "La novela es un trabajo de medio tiempo." Me detengo. Examino la frase como una mariposa de colores imposibles, maravillosos. ¿Cómo estoy tan seguro de eso? ¿Con qué evidencias cuento para asegurarlo? Las preguntas se multiplican: enjambre en torno al panal. El panal dice trabajo. Mi panal es de miel, escribir es dulce, duro pero dulce. Soy todas las abejas del panal, llevando carretadas de néctar de regreso a su libro, es decir, a su página, ahí donde estoy aunque no esté. Necesito darle espacio, renunciar parcialmente a ella, como a una mujer demasiado demandante. Necesito, como se dice, darme un break. Necesito abrir un paréntesis, aquí.
, (
, No hay afuera del libro en el que se trabaja. Puedo distraerme, leer un poco, ver películas, estar con mi familia. Pero una parte de mí está encerrado en el libro; llevo a cuestas un zoológico de monstruosidades, quiero decir, de preguntas sin respuesta; de urgencias; de pendientes; de alarmas chirriando; de plazos agotándose como fichas de dominó.
, Llevo a cuestas un laberinto poblado de minotauros y de toros corrientes. Ya no hago diferencias entre ellos. Un ser que escribe es el héroe y el monstruo, depredadores de sí mismos. Soy un circuito de caza, soy la flecha que se dispara y se aloja en la espalda del arquero.
, Tania dice: "el proceso de escritura terminó. Ahora sigue el proceso de edición", sentencia. Ya lo escribiste todo, ahora hay que ponerlo en orden. El montón de hojas se ve amenazante en esa repisa donde lo hemos dejado reposar una semana, por lo menos. Cuartillas en cuarentena, unas 200. Vine al blog para esconderme de ellas, para que no me busquen, para que no me confundan con un minotauro y me tiren flechas. Escribo esto: miro el marmotreto de mi primera novela: un laberinto vertical, de varios pisos, como un centro comercial, como un Neotemplo en ruinas.
, Comentarios de Tania: reduce personajes, quédate con los imprescindibles. Ese fue el último trabajo del viernes: estos personajes sirven; estos no. Estos viven, estos mueren. Pequeño dios de los post-its, agrupé a los sobrevivientes en un grupo reducido y me despedí de los prescindibles. Los pongo en una pecera con forma de paréntesis: los pongo en suspensión, en criogenia, en un recién inaugurado Museo/Archivo de los Personajes Prescindibles. Más comentarios: haz una escaleta, que te quede claro quién habla a cada momento, así como el espacio donde transcurre la acción. Sólo a través de la lectura de Tania el libro se disfrazó de novela; ella lo recorrió de palmo a palmo y evidenció sus fallas y sus fortalezas. Yo no tengo derecho a esa lectura: todo repaso es corrección, es hambre de autoría, es enmendar con los ojos. Las curvas del laberinto se multiplican con cada lectura. También esas lecturas hay que meterlas en un paréntesis, en una bolsa transparente a donde van los pensamientos alacrán, los pensamientos arañas y monstruos, los pensamientos aterradores: ahí están, dentro del paréntesis, pero no pueden hacernos daño. Tomamos distancia: abrimos un paréntesis. Por eso es que debo tomar distancia de ese libro, dejarlo respirar, dejarlo ahí, en la repisa, como las pieles que se untan de mantequilla en los Himalayas y se ponen a secar al sol para que se vuelvan duras a la vez que maleables. Debo dejar las cuartillas ahí, como una torre de huesos.
, ¿Mi novela es una piel de oso, una piel de mamut, una cáscara de hormiga? No lo sé todavía: no puedo leerla como lector. Todavía es una mosca a dos centímetros, amenazante como un toro de lidia. Comentarios finales de Tania: falta mucho para terminar, es cierto, pero no vas a terminar en un día, ni en dos, ni en tres noches sin dormir. Dale tiempo, dice. Déjala respirar. Respira.
, Paréntesis: alambique de fermentación.
, Analogía informática: la novela es una aplicación que siempre se está ejecutando en segundo plano y que le roba RAM al navegador de la conciencia. Todo vínculo que trate de abrir con la conciencia me llevará, si lo permito, al territorio de memoria que la novela ha reclamado para sí. En otras palabras: todo me recuerda que tengo una deuda con ella, que no terminaré en uno, ni dos, ni tres días de trabajo. Recordarme que tampoco hace falta. Terminaré cuando termine, no hay prisa. ¿Trabajo de medio tiempo? No, para nada. La imagen es inexacta. Ha sido como estar desembarcando en Normandía durante dos años sin poder llegar a la playa. Muchos personajes han muerto, muchos siguen disparando desde los nidos de las ametralladoras. Otros llegan y los relevan. No hay un sólo disparo (ni siquiera de flechas) en mi novela, pero para llegar a ella pareciera que debo atravesar un laberinto de balas. ¿Trabajo de medio tiempo? No, pero darse a entender es un trabajo de tiempo completo.
, Tareas de hoy: ponerse al día en pendientes de trabajo. Ir al banco. Faenas editoriales: leer, navegar, traducir, redactar. Leer a Zadie Smith o a Pascal Quignard mientras me como un sandwich. No pensar en la novela. No pensar en las 200+ cuartillas. No pensar en los personajes prescindibles ni en los sobrevivientes. No pensar en minotauros ni laberintos ni héroes. Sumergirse en el silencio de las sirenas. Oprimir el botón "publicar esta entrada." Terminar algo.
, Este paréntesis es el arco: la cuerda tiembla (traducción alternativa: alea iacta est): la flecha ya ha sido disparada:
, )
, Hace tres días, Nicolás vio por primera vez el mar.
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