lunes, 9 de noviembre de 2009

Beach or Bust

Yo por mi lado me impresiono por bien poca cosa; me asombra todavía el hecho de haber nacido. Luego uno debe aprender las ciencias y de memoria las explicaciones más complicadas para ver el mundo, para habitarlo, que queda francamente poco tiempo para cualquier otra cosa. El mundo debiera venir con un manual de uso para desubicados; uno de sobrevivencia por lo menos, para evitarnos este andar brincando entre carreras y camas y cantinas buscando
LA VERDAD,
y, como magistralmente nos recuerda Jack Nicholson desde "A few good men": no sabemos que hacer con la verdad. La ignorancia, el temor, el miedo paralizante a la acción pueden justificarse en la inseguridad, pero a la inseguridad no la justifica nada sino el miedo a adoptar o construir una imagen propia. Hoy ando infantil, y me pregunto: ¿por qué imponerme la impostura de la coherencia? Abrir la boca como Lacan, y ver qué sale, y partir de ahí para lo demás... Pero luego viene la mano de la sociedad y nos cierra la boca a puñetazos, o como esa imagen tan lograda de Raúl Zurita: nos lanza un escupo en la boca que esperaba un beso. Noto aquí cierta baba romántica... Yo Vs La Sociedad... No, no me lo creo. Debe haber algo más. Algo que me responsabilice de mi temor a ser humano. Una nota suicida parece tener la misma estructura de composición que un discurso (así sea inesperado o improvisado) de aceptación de un premio Oscar: se empieza enumerando las circunstancias que llevaron al merecedor a estar frente a un auditorio, real o supuesto, haciendo tabula rasa y diciendo: no hubo sino esto, que dio como resultado esto. Así comienza la autocrítica, partiendo del ahora para sopesar los aciertos y torpezas del pasado. En alguna parte escribí: escribir cualquier cosa con la intensidad de una nota suicida, como constancia del estar que se evapora. Hoy ya no sé cómo hacerlo, y no sé si antes lo supe. Temo estar entrando en una (otra) fase neurótica de incapacidad para regular verbalmente mi propia circunstancia. Pérdida de la capacidad narrativa, así de simple puede definirse la neurosis, porque dice la Zambrano que "nadie es completamente desdichado si puede contarse a sí mismo su propia historia". Pero me parece lejana ahora esta facultad, no sé qué me estoy negando o a qué estoy escapando. Lo estoy haciendo, sin embargo. Algo estoy evitando. Un no sé qué que queda balbuciendo. Foto: "Beach or Bust" de Anna Gay, http://www.flickr.com/photos/annagaycoan/3942153630/

1 comentario :

  1. ¿Qué nos dice a la hora de escribir el lector que sin conciencia sobre la materia o sobre las parábolas entretegidas del vacío de nuestras metáforas se cree con el derecho de criticarnos a los pocos valientes que escribimos al aire?

    Poco he de criticar ante la carencia de conocimiento sobre tu conciencia, pero si la conciencia te absorve por inherencia y por eso te lleva al suicidio mental y lo absurdo de tu ego te quiere quitar las glorias que sentiste en el pasado para destruirte como tu peor crítico, no dejes que las letras tiemblen en tus ojos cuando tu debes escribir por el gusto de hacerlo y porque las musas llenen tu cerebro, no porque lo que escribas tenga coherencia ante los otros o ante el tu de tu futuro.

    ResponderEliminar

mis tres lectores opinan: