Mucho antes del comienzo del análisis, había comenzado a despertarme de noche para anotarlos [los sueños, se entiende] en libretas negras de las que nunca me separaba. Muy pronto tuve tanta práctica que los sueños me llegaban escritos, con el título incluido. Pese al gusto que conservo por estos enunciados secos y secretos donde los reflejos de mi historia parecen llegar a través de innúmeros prismas, he terminado por admitir que estos sueños no habían sido vividos para ser sueños, sino soñados para ser textos, que no eran la vía regia que yo creía que serían, sino caminos tortuosos que me alejaban cada vez más de un reconocimiento de mí mismo.
Perec, Pensar/Clasificar, ed. Gedisa, Barcelona, 2008, p. 76
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