+ Xel-Ha:
caja negra (respondencias) submarino
argentino. La caja negra es naranja.
Naufragios modernos. Edición pirata
no oficial, rayoneada, subrayada,
confrontada. Engargolado impreso
en tapas negras (pdf materializado,
simulacro del libro). Convenciones
de presentación de libro estándar:
subvertirlas. Sudor frío: lo va a hacer
puré. Convocación a Montalbetti:
los poetas no son serios / esta no es
una novela seria. Y eso está bien.
Convocación a Hito Steyerl:
el trabajador de choque. En el tintero:
hablar de Ivan Ilich y el trabajo
fantasma. Convocación a Walter
Benjamin: sólo un poeta
pudo leer al ángel de la Historia.
+ Cristina:
Resistir por todos los medios
la escritura como un proceso de
domesticación. Mantener en ella
una tensión que permita que el otro
se afirme ahí --no necesariamente
el yo, este yo--. Los escritores
aceptan hablar de cualquier cosa
menos de trabajo. Menos
de trabajo asalariado. Menos
de las condiciones materiales
de producción de la literatura.
La pregunta (fundamental)
por la acumulación:
-de cuartillas
-de capitales simbólicos
-de fogueos ahogados
-de amistades tensas
-de currículos
La cuestión del nombre (propio,
impropio y/o apropiado):
impostar un nombre
implica una impostura.
Un autor(a) es alguien que escribe
a nombre propio como si lo impostara.
+ Tintero
"Escribe en tus ratos libres".
La escritura no se considera
un trabajo, salvo retroactivamente.
La escritura se asimila --tal vez
desde la perspectiva de los que
no escriben, o de los que quisieran
escribir pero no escriben--
a una forma menor de entretenimiento:
a un hobby pretencioso, a un
macramé con ínfulas. Bordieu:
la firma del costurero. No hay
afuera del capitalismo, de la maquinaria
editorial, de los circuitos de producción
y distribución de las escrituras
--pero hay grietas. ¿A quién
le pertenece un autor? Tania
pregunta en el stand de Tusquets
por Chantal Maillard: "Ya no es
de nosotros", le dicen. Funcionaria dice
con su voz menos discreta:
2 minutos, Xel-Ha hace eco
2 minutos mientras leo, Cristina
2 minutos mientras me interrumpo.
Señor en la sala: "¿O sea que ya
nos podemos ir?" Erandi: "¡Nadie
está aquí a la fuerza!" Yo:
le regalo los dos minutos.
"¿Pero qué sucedería si, en lugar del nombre de un poeta, o de un autor, aparecieran en las portadas de estos libros dialógicos, de estos libros escritos, de hecho, en la más estricta de las coautorías, los nombres de todos los involucrados? ¿Qué tal si no apareciera ninguno?" --CRG. Los muertos indóciles, p. 91.
Telón.
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